Ni la comunidad de montes de Burgueira, propietaria del terreno de la antigua cantera, ni el Concello de Oia tenía notificación de las explosiones, ni tampoco la Subdelegación del Gobierno en Pontevedra, que ni siquiera aclaró si requerían permisos. Al parecer, la Guardia Civil cumplió una orden judicial sin trámites administrativos de por medio. Y los vecinos, todavía "co susto no corpo", lamentan que no se les haya avisado. "Nós non estamos en contra de que fagan iso aquí porque nalgún sitio o teñen que facer, pero polo menos podían avisar para estar preparados e, desde logo, explosionar con menos potencia", explicaban ayer a la vez que mostraban los restos de cartuchos y pólvora todavía esparcidos por la zona. Aseguran que "as primeiras explosións foron moi fortes, fixeron que se moveran as casas, non só en Burgueira, senón tamén en parroquias limítrofes como Loureza, Barrantes e Pinzás. As vivendas retremían coma nun terremoto". El sobresalto fue mayúsculo, aunque más tarde "baixaron a carga porque xa non eran tan violentas", señalan.

Ahora temen que esas detonaciones puedan haber causado algún daño a las estructuras de sus viviendas que se manifiesten en el futuro. "Se nos rachan as casas, se empezan a saír gretas, ¿quen se fai responsable?", se preguntan.