Hace más de un mes que la reforma de O Aral debería estar terminada, pero la demora en el comienzo de las obras y la tardanza del material con el que se pavimentará la pista de atletismo que rodea el terreno de juego mantienen aún cerrado el céntrico campo de fútbol baionés. Los perjudicados son los 200 jugadores del Erizana, los del equipo senior y los de categorías base, que llevan toda la temporada desplazándose más de veinte kilómetros al día para poder entrenarse o jugar en Oia o en Nigrá. La directiva del club se rebeló ayer y exigió al Concello y a la constructora que terminen ya los trabajos porque la situación es "insostenible", asegura el presidente, Manuel Goce. "Ya no podemos cambiar el orden de más partidos con la Federación y el estadio de Val de Martín no permite entrenar todos los días. Esperamos no tener que suspender ningún encuentro porque conllevaría una penalización", explica.

Es la primera intervención en un estadio que ha cumplido once años con más de medio centenar de niños practicando fútbol cada día. Con una inversión de 245.569 euros financiada con una subvención de la Diputación, el Concello ejecuta el proyecto para sustituir el césped artificial y la pista de atletismo, además de renovar la grada y la iluminación.

El terreno de juego está listo, pero faltan las calles para correr alrededor, por eso la directiva del club ha solicitado utilizarlo de manera provisional y poner fin a las molestias a las familias de los jugadores, a las que agradecen "que fin de semana tras fin de semana soporten incomodidades y gastos" y a los futbolistas del senior "que siguen desplazándose pese a su baja remuneración". Per no puede ser. "No podemos recepcionar la obra de forma parcial", explicaba ayer el alcalde, Ángel Rodal, que espera que los trabajos concluyan "cuanto antes".

La directiva del club muestra su preocupación porque "nadie nos da una fecha de reapertura" después de que el gobierno se comprometiese a recuperar la actividad del campo el pasado 16 de septiembre.

Por el momento, siguen echando mano de campos como el de A Cela de la comunidad de montes de Baredo, el de San Pedro, donde juega el Rácing de Vilariño o el del Concello de Oia. A todas estas entidades también les muestran su gratitud porque "sin ellas nos veríamos obligados a retirar de la competición a nuestros 200 deportistas".