El palco de la música de Tui, situado en el Cantón de Diómedes, en el Paseo da Corredoira, está rodeado de andamiaje, señal inequívoca del inicio de la esperada obra de recuperación de este elemento urbano que se construyó en el año 1897. Debido a su deterioro, hace años que no se utilizaba.

Para su rehabilitación se encargaron dos proyectos: uno de carpintería y cantería redactado por el arquitecto Rubén Martín Vázquez, y otro para los elementos de forja, realizado por Gonzalo Buceta Brunete. El coste total es de 51.400 euros (IVA incluido) a costear dentro del Plan Concellos de la Diputación de Pontevedra de 2016. La empresa adjudicataria para su ejecución es Construcciones Mascareñas e Hijos, S. A. El proyecto pretende restablecer la finalidad inicial del palco, para acoger actuaciones musicales de grupos, bandas de música o teatro.

La obra tendrá una duración de 3 meses y se centra en tres partes: cubierta y marquesina, columnas y barandas y la base de piedra.

El alcalde de Tui, Carlos Vázquez Padín avanza que una vez rematadas las actuaciones el palco podrá ser utilizado de nuevo y cumplirá la función para la cual fue construido en su día: dar vida y dinamizar el Paseo da Corredoira, recuperando un elemento de gran valor, tanto arquitectónico como cultural de la ciudad.

Se pretende rescatar el aspecto primitivo, conservando en lo posible los elementos originales, reparando los que estén afectados por alguna patología y sustituyendo los que sean necesarios por otros de igual diseño que los primitivos. Se eliminarán añadidos o transformaciones realizadas que desvirtúan la imagen original, garantizando su durabilidad. Como explicó en su día Rubén Martín Vázquez, en el momento de su instalación, a finales del siglo XIX "estos elementos de mobiliario urbano conformaban y definían espacios para el disfrute de los ciudadanos". Valora que fueron "hitos escultóricos que con su implantación, siempre de manera estratégica en lugares de ocio y recreo, constituían una clara función social". El historiador Suso Vila, dentro de su labor investigadora, localizó un acta de la corporación de aquel tiempo que recoge la memoria de construcción del palco, de fecha 9 de junio de 1897, texto que incluye Rubén Martín Vázquez en su proyecto. En el documento consta que una casa de fundición de La Coruña se ofreció a construir el kiosco de hierro, con forma elegante, por un importe de 5.000 pesetas, de las que 2.000 se destinarían a la base de piedra, precio que ninguna otra fábrica podía igualar. La comisión municipal formada para este fin recibió varias propuestas de elevado coste. Finalmente se eligió el de la fundición coruñesa, que era más económico.