La lucha por el bus metropolitano para Gondomar no es un capricho. Es una cuestión de economía doméstica y hay una docena de familias de las parroquias rurales de Couso, Peitieiros, Morgadáns y Chaín que sufren las consecuencias de que Xunta y Concello no logren entenderse para incluir al municipio en el plan de transporte que reduce más de la mitad los billetes. Sus mujeres toman el bus cada día para ir a trabajar a Vigo, la mayoría como empleadas de hogar. Tienen que tragar con pagar casi tres veces más que los usuarios de los vecinos municipios de Baiona o Nigrán por trasladarse a la ciudad desde que el proyecto autonómico está en marcha. Pero ahora ya no es que no ahorren, es que pierden dinero. Desde el pasado 30 de julio, los recortes de líneas están costándoles más de 200 euros al mes. De las integrantes de la Asamblea Veciñal por un Transporte Público Digno para Gondomar, que lleva meses de movilizaciones, son las más perjudicadas.

La empresa Melytour, que explota las frecuencias de Gondomar a Vigo y da servicio a dichas parroquias, ha suprimido la línea de las 7.30 de la mañana y ha subido el billete en 35 céntimos, casi un 20%, todo con autorización de la Consellería de Infraestruturas e Vivenda. Era el bus que se adaptaba a sus horarios laborales, casi todos con comienzo a las 9.00. Ahora tienen dos alternativas: el que sale de la estación de autobuses de Gondomar a las 8.30 o el que pasa por sus paradas a las 6.20. O caminar kilómetros más de una hora para llegar al centro urbano, o llegar a Vigo a las 7.00 y esperar dos horas a entrar al trabajo. En todo caso es una pérdida de tiempo que, a unos 10 euros la hora que cobran por sus tareas, supera con creces los mencionados 200 al mes.

Así lo denuncian algunas de las afectadas. Saladina Aguiar, Mercedes Pintos o Graciela Gonda. Las tres viven en Morgadáns y las tres entran a las 9.00. "O vamos andando hasta Gondomar y llegamos reventadas a trabajar, o cogemos un taxi, que nos cuesta entre 6 y 8 euros, o estamos dos horas en Vigo sin hacer nada hasta que llega la hora de entrar. No hay derecho", se quejan.

A Consuelo Rodríguez, de Chaín, la retirada de la línea ya le ha hecho perder una hora de trabajo al día porque no llega. "Entre esa hora menos que fago e o que subiu o billete estou a perder 140 euros ao mes", asegura. Eso, sin contar algún taxi que tenga que llamar para llegar a casa de vuelta.

Desde Peitieiros, van María Jesús Pérez, Manuela Rodríguez y Raquel López, también trabajadoras, de limpieza y de oficinas. Se encuentran con el mismo problema a la hora de entrar a trabajar y también a la salida. El coche que regresa a Gondomar a las 14.30 desde la ciudad no sube a las parroquias y, para evitar la caminata a pleno sol, esperan el de las 15.15.

"Estamos a expensas de lo que decida una empresa sobre un servicio que es público. La Administración le permite hacer lo que le venga en gana y las perjudicadas somos nosotras", recalca Raquel, empleada de Vitrasa.

Sospechan que la eliminación de su línea responde al interés de la compañía por atender el transporte escolar e instan a la Xunta a revisar los permisos y la concesión por los perjuicios que les suponen los cambios.