Los vecinos de Baíña recuperan al fin su centro cultural tras un año cerrado por falta de licencia de actividad. Los comuneros abrieron ayer las puertas del inmueble tras obtener el permiso, firmado el lunes por el alcalde, Ángel Rodal. Los técnicos municipales han comprobado que están resueltas las irregularidades denunciadas por la familia de la propietaria de la explotación ganadera Cuatro Pinos.

El centro fue el primer edificio de la parroquia afectado por la oleada de demandas urbanísticas del entorno de la granjera, en conflicto con la comunidad de montes tras perder a principios del año pasado un pleito cuya sentencia le impide el pastoreo libre de sus vacas por los terrenos comunales. Después de publicarse el fallo judicial, la entidad volvió a denunciar un muro de la propiedad de la empresaria y sus padres, convencidos de que los comuneros "acosan" a su hija, contrataron a un equipo de arquitectos y abogados para denunciar, uno por uno, las ilegalidades de sus propiedades. De momento, la campaña se centra en los miembros de la junta rectora.

Mientras los dirigentes resuelven sus asuntos particulares, el problema del lugar de encuentro vecinal está resuelto. Para ello, fueron necesarias importantes obras que han costado "moito diñeiro", según explicaba ayer el presidente de la comunidad de montes de Baíña, Juan Domínguez, quien rechazó aclarar cuánto. "Esa información darémoslla aos comuneiros en asamblea", dijo ayer.

Los trabajos han consistido en elevar el techo de la cafetería, instalar aire acondicionado tanto allí como en el salón de actos, donde se han habilitado cinco baños nuevos, por lo que el edificio ya tiene nueve en total, y se han ampliado pasillos.

Además de las cuestiones de accesibilidad para las personas con movilidad reducida que exige la ley, el proyecto incluyó obras para garantizar la seguridad como la construcción de una nueva salida de emergencia del citado salón por un lateral del edificio, la creación de tres bocas de incendios y la colocación de luces de emergencia en la escalera. "Agora non creo que haxa un centro cultural que cumpla con máis requisitos ca este en toda Galicia", manifestaba Juan Domínguez ayer.

Antes de finalizar las reformas, los comuneros habían reunificado las tres parcelas sobre las que se asienta el local, ya que por separado no reunían los metros suficientes para obtener la legalización como elemento fuera de ordenación.

"Despois de máis dun ano de tanto traballo, esforzo e xestións", el presidente de los comuneros espera que los cursos y actividades lúdicas del centro se reanuden en septiembre.