El patrón mayor de la Cofradía de Pescadores San Juan de Redondela, Clemente Bastos, reclama a los responsables de la Consellería de Mar un incremento de la vigilancia de las playas contra los mariscadores furtivos, un problema que causa un grave perjuicio económico a los profesionales de este sector, del que dependen cientos de familias en la comarca.

El responsable del pósito redondelano asegura que existe un furtivismo organizado que actúa todo el año en los distintos bancos de marisqueo de la ría, una situación que se agrava en los meses de verano con otro tipo de ilegales, el llamado "furtivismo de bañador", una forma de denominar a los veraneantes y turistas que cada día cogen almejas muchos arenales productivos de la ría, una práctica que esquilma las playas que tanto trabajo les da conservar a las mariscadoras del pósito.

"El problema más importante es el de los furtivos profesionales, que están organizados y actúan todo el año arrasando los bancos, una situación que se debe atajar con más vigilancia, mayores sanciones y aplicando la ley contra los infractores", afirma Bastos, que asegura que la mayoría son reincidentes. "A algunos les han sorprendido más de 30 veces, pero vuelven porque no les pasa nada. Esto es lo que no se puede permitir", lamenta.

El "furtivismo de bañador" señala que es un problema de menor importancia, "aunque todo influye", por lo que considera positiva la reciente campaña de concienciación puesta en marcha por la Consellería do Mar denominada "Non sexas pirata! Á praia vense a gozar, non saquear", que ayer visitó las playas de A Punta de Cesantes y Arealonga, en Chapela. "Todo lo que se haga en este sentido es importante porque muchas veces los bañistas lo hacen por desconocimiento, piensan que el marisqueo es libre en todas partes", señala.

El patrón mayor de la cofradía cree que hay que concienciar a los usuarios de las playas del trabajo que realizan las mariscadoras durante todo el año para mantener productivos los bancos. "La gente cree que se regeneran solos, pero tienen que saber que esto es lo mismo que el que cultiva una finca de patatas y cuando ya están listas para recoger se las han quitado".

Además advierte que algunas zonas de baño tiene una calificación B, lo que supone que todo lo que se extraiga de allí tiene que pasar por una depuradora para que su consumo no suponga un riesgo para la salud.