Nadie había oído hablar en Galicia del surf cuando, a mediados de los años sesenta del pasado siglo, los amigos vigueses Nicolás Pita, Ángeles Vega y los hermanos Nacho y Víctor Montenegro fabricaron sus primeras tablas y sorprendieron a los bañistas en Patos. Después de muchos intentos y de viajar a Biarritz para comprar otra ya profesional a escote, sus maniobras sobre las olas mejoraban y recibían las enseñanzas de tres australianos que habían elegido la playa nigranesa en 1974 para pasar sus vacaciones en el desaparecido camping. Eran los inicios del deporte playero por excelencia en el sur de Galicia, que arrancaba de forma paralela también en el norte, en el arenal valdoviñés de Pantín. La historia deportiva ha unido a dos concellos gallegos y ha llegado el momento de hacer oficial ese lazo cultural. Para ello, Nigrán y Valdoviño han iniciado los trámites para hermanarse de forma oficial.

La reciente inauguración del primer museo del surf de España, el Océano Surf de la localidad coruñesa, fue el punto de partida del primer hermanamiento de Nigrán. El alcalde, Juan González, acudió invitado al acto y allí se gestó la idea. "Sería o primeiro irmandamento para nós e unha fórmula excelente para manter ese vínculo que unos une desde hai preto de cincuenta anos", explica el regidor.

La galería fotográfica del centro expone imágenes de los mencionados pioneros del surf en Galicia en Patos. Allí se les unieron en 1975 los vigueses hermanos Irisarri, entre los que destaca Vicente, "una figura trascendental en la historia del surf gallego porque fue el principal impulsor del Pantín Classic y porque a principios de los ochenta se constituyó como el nexo de unión entre las tres áreas principales del surf gallego: Vigo, A Coruña y Ferrol", según afirma Jesús Busto, presidente del Océano Surf Museo de Valdoviño, promovido por el primer club de surf de Galicia, el que fundó precisamente este vigués, que se mudó a Ferrol a los 26 años por cuestiones profesionales, dado que es ingeniero naval.

Los viajes de los hermanos Irisarri y los desplazamientos laborales de uno de ellos, José, a Sudáfrica, permitieron que llegaran a la playa nigranesa la mejores tablas del momento a finales de los años setenta o los primeros trajes de neopreno, casi imposibles de conseguir en España. Hasta entonces, los aficionados se subían a la tabla en bañador y la temperatura del agua los obligaba a salir en pocos minutos. Atrás quedaban años de ingenios para disfrutar de su pasión de forma artesanal.

A partir de 1986, el surf se popularizó en Patos y la apertura de la primera tienda especializada en 1990 en Vigo, Novalbos, consolidó este deporte en la comarca, especialmente en Nigrán.