La erosión en el litoral del estuario del Miño, en la ribera de A Guarda, prosigue actuando y su destrozo se cuantifica en la pérdida de más de seis metros de costa en lo que llevamos de 2018, cantidad que supera los veinte metros desaparecidos en los últimos veinte años, algo que puede comprobarse también mediante planimetría.

Es una acción progresiva del río Miño, que va ocupando terreno en la zona de A Guarda, mientras que la orilla de Caminha (Portugal), protegida por diversas obras de contención, está acumulando arena y se agranda el terreno de forma espectacular, sin que hasta la fecha las Administraciones competentes hayan reaccionado para tratar de resolver esta problemática medioambiental que afecta a esta zona súper protegida que es Rede Natura, ZEPA, Zona Especial de Protección de los Valores Naturales y figura en la Lista de Zonas Húmedas de Europa y Norte de África de importancia internacional.

La práctica desaparición de la playa de A Lamiña y de la zona de Codesal, con erosión imparable, predice que el Miño penetre en O Forte e inclusive llegue al pie de viviendas y de un restaurante, si permanece la desidia por parte de las Administraciones responsables del área, a las que se está acudiendo con premura desde primeros de año.

El alcalde socialista Antonio Lomba se ha dirigido por escrito a la ministra de Energía, Medio Ambiente y Cambio Climático, Teresa Ribera, informándole de la solicitud de intervención para resolver esta problemática que se envió hace meses a través de la Jefatura Provincial de Costas de Pontevedra y Dirección General de Sostenibilidad de la Costa y del Mar, sin haber obtenido respuesta alguna.

Silencio absoluto difícil de comprender cuando, además de los perjuicios que supone para el turismo, la línea fronteriza entre España y Portugal, que discurre por el cauce del río Miño, se altera.