El asesinato de Magdalena Moreira a manos del que fue su marido durante casi 30 años no fue un "calentón", sino un crimen planificado. Tomás Romero dejó una carta manuscrita sobre una mesa en el salón de su casa despidiéndose de su familia, excusándose y pidiendo perdón a los dos hijos del matrimonio. En la escueta nota asume y confirma que él mató a su mujer antes de suicidarse.

La Guardia Civil, que se ha hecho cargo de la investigación, trata de determinar ahora cómo y cuándo contactó con ella para llevarla a su cita con la muerte.

El matrimonio estaba en proceso de divorcio y apenas unas semanas antes había cesado su convivencia. Magdalena alquiló un piso en Tui y, por lo sucedido, no temía a su marido pués acudió sola al encuentro. Nunca le denunció por malos tratos. Tres disparos de escopeta por la espalda acabaron con su vida en el garaje del domicilio familiar de Chenlo. Tomás, que acudió a su trabajo a primera hora para entregar las llaves de la obra en la que trabajaba, se despidió de sus compañeros con lágrimas en los ojos asegurando que iba a firmar el divorcio. Lo cierto es que esperó a su mujer en la vivienda y tras matarla se suicidó de un disparo con la escopeta de caza para la que tenía licencia.

A mediodía se celebró una concurrida concentración de repulsa ante el Concello de Porriño.