"Tenemos que sentirnos en familia, decirnos las cosas. Nos acordamos de todas las víctimas, en especial de los dos niños que se quedaron con una imagen espantosa". Estas son palabras del obispo de la diócesis de Tui-Vigo, monseñor Luis Quinteiro Fiuza, que presidió la vigilia de oración organizada por sacerdotes del arzobispado de Tui-Entenza y celebrada anoche en la iglesia de San Francisco de Tui, con asistencia de numerosos fieles.

"Era necesario tener este encuentro juntos", manifestó el prelado, recordando el triste suceso "que no debemos olvidar", dijo en su homilía, después de escuchar con emoción las palabras de dos víctimas, una joven voluntaria y de un miembro de la Guardia Civil.

Desgarrador el relato de Patricia Coello, vecina de Paramos. "El 23 de mayo volví a nacer, junto con mis hijos y mis suegros. Perdimos todo, pero tenemos la vida. Se lo agradecemos a Dios".

Fabián, capitán de la Guardia Civil, leyó un escrito donde detalla lo sucedido en la zona cero: "Milagrosamente muchas personas salvaron la vida. Pasarán meses hasta que se normalice la vida en el barrio de A Torre". La voluntaria María Casaleiro abandonó el café que estaba tomando con su madre y ambas corrieron al lugar del estruendo "yo consolé a gente que había perdido todo". Máxima Candú se quedó sin casa. Escuchó el estallido y pensó que era "el fin del mundo. Ví como ardía un lado y otro. Seguir adelante y luchar es lo que nos queda." Los asistentes remataron con aplausos cada intervención.