Cerca de 500 personas viven en Chandebrito, una parroquia aislada por su ubicación geofráfica y su falta de servicios, pese a limitar con Vigo. La necesidad de un transporte público eficiente es una vieja demanda de los vecinos, obligados a desplazarse para todo. Deben coger el coche para hacer la compra o ir al médico, en Panxón o en el del barrio vigués de Coia. Las farmacias más próximas están a 5 kilómetros, en Fragoselo y en Camos.

Por allí solo pasan los buses de la empresa ATSA, que explota la línea Baiona-Vigo, y sus pocas frecuencias los condenan a largos recorridos con bajada al centro de Nigrán.

La asociación de vecinos O Castro solicitó la llegada de Vitrasa hasta tres veces sin éxito desde 2003, recuerda su presidente, Víctor Vidal. "Hay gente que camina 3 kilómetros hasta la parada de Fragoselo para tomar el Vitrasa, incluidos mayores. Que el bus llegase a la parroquia sería muy positivo para todos", recalca.