El vecino de Salceda Alejandro González es un jubilado que se ha reencontrado con el campo y la naturaleza que sintió de niño, y ha emprendido una nueva vida donde el respeto por el medio es una constante.

Capaz de fabricar su propio aceite, producir tomates y frutas ecológicas, elabora también su propio vino y con la ayuda de su mujer, Marina Álvarez, lo vende en el bajo de su casa, en el barrio das Flores, acogiéndose a la normativa de furanchos de la Xunta de Galicia del año 2012. "Tenemos permiso hasta mayo pero siempre cerramos antes porque se nos acaba el vino", dice.

Tras 37 años trabajando en Citroën y con 44 años cotizados, a Alejandro no le asustó la jubilación y decidió poner en práctica su filosofía de vida: "Permanecer activo mientras el cuerpo aguante".

Fue en 2011 cuando decidió plantar sus "oliveiras", sabiendo que el terreno era bueno. Dice que se sorprendió al ver lo rápido que dieron aceitunas y pronto sintió la necesidad de tener su propia almazara. "La almazara la hice yo mismo, es algo pequeño para prensar los pocos litros de aceite que podía hacer, pero he conseguido prensar las aceitunas y sacar aceite natural". Este año plantará nuevos olivos y experimentará con nuevas especies de aceituna, entre ellas la llamada "brava", que es la aceituna autóctona de Galicia.

Alejandro pone pasión en lo que hace. "Mi vida fue un largo recorrido para llegar aquí", dice. Imprime su fuerza a cada una de las plantas de sus fincas y le gusta sacar los melocotones con la mano de los árboles. "A mí no me gusta la fruta en el suelo, me gusta cogerla del árbol", cuenta.

Abono de sus ovejas y remedios hechos con ortigas para eliminar el pulgón, son dos ejemplos de su respecto por el medio ambiente, evitando "lo más posible" productos químicos.