El campo de golf "tiene muy pocas posibilidades de salir adelante". Así lo aseguró ayer el alcalde de Baiona, Ángel Rodal, en Baredo, ante más de un centenar de vecinos que organizaron una protesta para recibirlo en el centro cultural A Cela. Increpado y presionado por el malestar vecinal ante el proyecto del complejo deportivo de 18 hoyos, el regidor admitió que "será muy difícil garantizar el abastecimiento y la calidad del agua", tal y como denuncian las más de 3.200 alegaciones en contra y advierten los informes de las consellerías de Medio Ambiente y Sanidade.

El encuentro era el tercero de la "gira" del alcalde por las parroquias. Rodal acudió a Baredo acompañado de seis concejales de su equipo para dar cuenta de las actuaciones durante los últimos seis meses en la parroquia y los proyectos para el próximo semestre, como había hecho el lunes en Belesar y el martes en Sabarís. Pero ayer la asamblea fue monotemática y se centró en el campo de golf porque así lo exigieron los presentes, que desplegaron pancartas y colocaron bidones de productos tóxicos como muestra de rechazo al proyecto y a sus efectos contaminantes.

Visiblemente enfadados, los vecinos reclamaron una y otra vez la retirada del Plan Especial de Dotacións e Infraestruturas das Costeiras e insistieron en conocer cuándo tomará una decisión el gobierno municipal al respecto. Rodal les aseguró que será dentro de dos meses y medio, tres como máximo, cuando su equipo determinará si da luz verde al proyecto o lo guarda en el cajón, en función de la contestación del equipo redactor a las alegaciones y a los informes. Reiteró que las posibilidades de éxito del complejo son mínimas, aunque no contestó qué hará si finalmente las respuestas de los redactores son favorables.