La aparición de restos de lindano durante el levantamiento del firme en un camino en Porriño ha hecho que Eva Duarte haya decidido no pisar fuera de su portal. Según esta vecina del barrio de Contrasto, en la parroquia de Torneiros, nada más comenzar las obras empezaron las dolencias. "He sufrido urticarias e inflamaciones en diferentes partes del cuerpo, manos, labios, lengua, piernas?en un principio pensamos que sería una alergia alimentaria pero después de realizarme todas la pruebas, los médicos me indicaron que se trataba de una reacción química para lo cual me recetaron corticoides y antiestamínicos". Ahora, esa zanja será asfaltada de nuevo por el concello mientras siguen los trabajos de investigación para aclarar la situación.

Al parecer no existe una prueba específica que pueda confirmar que la causa de estas alteraciones de la salud haya sido el contacto con el lindano pero Eva Duarte y otros vecinos están convencidos que este compuesto químico, utilizado en los años 60 en la fabricación de pesticidas, es el origen de sus problemas de salud. Eva asegura que con solo acercarse al camino ya le afecta "lo huelo y en el momento no siento nada, pueden pasar horas hasta que se manifieste la reacción, no es algo inmediato pero al saber en lo que desencadena procuro no andar por fuera de la casa y el camino ni pisarlo", por eso cada vez que atraviesa el portal lo hace dentro del coche y con las ventanillas cerradas. Asegura además que al principio, a sus dos hijas, de 11 y 15 años, también le salieron unos granos, "pues pasaban por el camino para acudir a la parada del autobús, desde entonces las llevo yo en coche". Así, Eva y su familia apenas están en casa, "solo para comer y dormir, el resto del día procuramos estar fuera del barrio". Ella misma comenta el caso de una niña de dos años "en la cual también aparecieron síntomas similares, y se fue a vivir a otro lugar".

Mientras Eva opta por no salir al camino otros vecinos sí lo hacen y señalan que "aún luego de cerrar la zanja han quedado restos de lindano en la superficie, unas piedritas blancas que hasta ahora nos dijeron que era caolín", indica María José Estévez, otra lugareña que asegura que a su marido también "le apareció medio cuerpo lleno de granos, además nos sentimos cansados, un agotamiento fuera de lo normal".

Hay otros vecinos que dicen no haber notado ninguna afección a su salud, aunque sí han notado "un olor como a pesticida tiempo después de comenzar las obras, al levantarse el polvillo con el movimiento de tierras y el paso de los coches", explica José Juan Fernández. Él no tiene huerta y se abastece de la traída municipal, "por lo que, a pesar de que han venido a recoger muestras de agua nos dijeron que podemos consumir el agua sin problema", al igual que también se puede coger la de una fuente próxima, a donde acuden los habitantes de las 13 casas que solo disponen de pozo. En este sentido, señalan que "el 28 de octubre nos dicen que no podemos coger agua del pozo para nada, ni para regar, y dos días después, sin mostrarnos nada que justifique el cambio de decisión, nos dicen que solo si es para beber o cocinar, sino que sí se puede utilizar", explica María José. Esta es una de las cuestiones que está creando incertidumbre en el vecindario, que vive a la expectativa de lo que sucederá y esperando a que las administraciones les informen del alcance real que ha causado la aparición de restos de lindano y las acciones a tomar en consecuencia. "Nos sentimos indefensos y desamparados ante la falta de información y de respuestas, en la última reunión en el Concello no nos han dicho nada nuevo y no sabemos qué va a pasar", indica María José. A ella tampoco le afecta la recomendación de no consumir productos de la huerta ya que dejó hace años de cosechar "porque todo lo que plantaba tenía mal sabor", asegura, ella llegó a tener "un poco de todo, para consumo propio, pero ya hace 17 años que noté que no salían las cosas buenas, desde entonces no volví a cosechar".