Familiares de personas enterradas en el cementerio parroquial de Albeos, en Crecente, se han encontrado en los últimos días con candados en los portales de acceso al camposanto cuando pretendían entrar para visitar a sus seres queridos o adornar sus sepulturas en vísperas del Día de Todos los Santos. Los candados los colocó el pasado domingo el propio sacerdote de la parroquia, Luis Manuel González, como medida para exigir a los concesionarios de los nichos que cuiden el cementerio durante todo el año.

El cura ha tomado esta decisión que él mismo califica como "drástica" después de llevar dos años solicitando a los dueños de los panteones que cierren los nichos y los ceniceros, para mantener el camposanto en buenas condiciones y sobre todo por una cuestión de salubridad. El sacerdote advierte que al estar abiertos, cuando llueve el agua entra en las bocas y se filtra a los panteones. "Yo soy el responsable del cementerio, de hacer cumplir el reglamento de cementerios parroquiales y es mi obligación velar por su buen estado", explica el cura.

El sacerdote reconoce que con esta medida "es posible que paguen justos por pecadores" pero asegura contar con el apoyo de la mayoría de los feligreses porque entiende que "a los difuntos hay que cuidarlos todo el año y no solo en estas fechas". Su previsión es reabrirlo con normalidad el 3 de noviembre.

Con esta medida, el sacerdote también quiere exigir a todos los propietarios que paguen la tasa de mantenimiento del cementerio que se ha fijado en 3 euros al año por nicho y 5 euros por sepultura.

La medida ha cogido por sorpresa a numerosos visitantes del cementerio estos días. Entre ellos Maricarmen, una vecina de Albeos que reside en Vigo y que reconoce que solo va a misa el Día de todos los Santos: "Son nuestros seres queridos y es nuestra propiedad y no nos puede prohibir la entrada", considera. También un matrimonio de Ourense viajó ayer hasta el cementerio de Albeos con un ramo y se encontró con candados en los portales.

Otros propietarios de nichos optaron por forzar las cadenas para poder entrar. Sin embargo horas después el sacerdote colocó uno nuevo más resistente. "Que se ponga en la puerta del cementerio estos días y quienes no hayan pagado la tasa o tengan sus nichos abiertos que no les deje entrar pero los demás no tenemos la culpa", se queja una vecina. Ayer por la tarde de nuevo otros vecinos volvieron a romper los candados para entrar.

El cura había aprovechado las eucaristías más concurridas de los últimos dos años como las de Navidad, Semana Santa o Todos los Santos para exigir a los dueños de panteones que paguen las tasas y cierren sus nichos pero quienes no asisten a misa no han recibido el aviso o simplemente siguen sin cumplir la petición.

El sacerdote explica que al no existir un registro de direcciones ni de teléfonos es muy difícil contactar con los propietarios morosos o de nichos abiertos. Además, explica que existen casos de panteones con propietarios fallecidos sin herederos conocidos y otros que se desentienden del camposanto al no ser creyentes.