La ofensiva contra la avispa asiática ha dado sus frutos en la comarca del Val Miñor. Las más de trescientas trampas colocadas la pasada primavera por parte de apicultores y vecinos han logrado rebajar a la mitad la incidencia de la plaga de la velutina, según las estimaciones de los productores de miel. El verano, momento en que los nidos crecen y los enjambres intensifican sus ataques a las colmenas, ha culminado con menos avisperos localizados y retirados y "normalidad en la actividad de las abejas", señalan. Confían además en que los graves incendios del pasado domingo tengan al menos un efecto positivo y hayan exterminado a un buen número de ejemplares y anidamientos. Habrá que esperar para comprobarlo, pero ahora es el momento de retomar la distribución de cebos porque, tras morir las obreras, machos y viejas reinas, las nuevas salen de sus hogares en busca de lugares para hibernar y son más vulnerables.

Todavía no han cuantificado la cantidad de nidos fumigados y eliminados durante la temporada estival en la comarca, pero aseguran que son un 50% menos que el año pasado. En este porcentaje coinciden tres apicultores: el delegado de la Asociación Galega de Apicultura en la comarca, José Ramón Suárez, el gondomarés Rosendo González y el nigranés Alfonso Vázquez, concejal de Sanidade de Nigrán.

Tamaño mucho menor

En 2016, fueron en torno a un millar los avisperos retirados en la comarca, tanto por parte del propio sector como del Grupo de Emerxencias Supramunicipal (GES) Val Miñor. Los datos de los bomberos ofrecen una muestra del freno a la plaga. El año pasado retiraron un total de 240 y desde que comenzó este llevan 140 destruidos.

Los nidos no solo se han reducido en número sino también en tamaño. Las trampas repartidas por todo el territorio miñorano lograron capturar antes de la temporada estival miles de reinas. Las que sobrevivieron trabajaron "muy debilitadas" en la creación de nidos, sostienen los apicultores, porque ni siquiera llegaron a hibernar, debido a las altas temperaturas del pasado invierno. "Ya no se encuentran aquellos avisperos de casi un metro de diámetro. Los que bajamos ahora de las copas de los árboles y de los tejados miden apenas entre 20 y 30 centímetros", comentan.

Amenaza de Porriño y Tomiño

El sector se muestra satisfecho por los logros conseguidos, pero también advierte de que debe ser "toda la sociedad la que colabore para acabar con la plaga, que no solo amenaza con acabar con las abejas, sino con toda la biodiversidad a largo plazo". "Nosotros hemos trabajado duro para luchar contra la velutina, pero en otros puntos no lo han hecho. Por ejemplo, Tomiño y Porriño están atestados de avispa asiática que acabará extendiéndose hasta nuestros municipios otra vez. Es muy importante que todos nos concienciemos y pongamos trampas", concluyen.