Mientras la ampliación de la autopista AP-9 avanza a buen ritmo en Chapela, la reposición de los servicios afectados se mantiene estancada. Las promesas de mejoras de viales realizadas por Audasa, la empresa concesionaria, no se ven por ningún lado mientras los vecinos de la parroquia redondelana convive a diario con el ruido y polvo de las máquinas, y las molestias causadas por los operarios al entorpecen la vida cotidiana con viales cortados, calzadas llenas de baches, aceras anuladas y vallas por todas partes.

La plataforma de afectados por las obras no se mantiene de brazos cruzados. En octubre de 2015 iniciaron una campaña de concentraciones diarias para exigir que se cumpla el plan de reposiciones, y tras un año y medio en la calle aseguran que no cesarán en su empeño hasta comprobar que se ejecutan todos los compromisos adquiridos por la concesionaria. "Seguiremos luchando mientras no tengamos documentos firmados por Audasa y con fechas de ejecución, porque las promesas verbales ya no nos valen", señala uno de los portavoces del colectivo vecinal, Francisco Puch.

Las reivindicaciones de los residentes de la parroquia no se quedan solo en la reposición de los viales, las canalizaciones de aguas, fuentes y lavaderos afectados, como obliga cualquier actuación que afecta al patrimonio y al paisaje, sino que plantean una serie de mejoras en las infraestructuras de la zona como compensación por las afecciones causadas. "Desde el principio demandamos una serie de actuaciones canalizando las quejas de todos los vecinos para compensar a la parroquia por el agravio al que nos someten, ya que los vecinos de Chapela no obtenemos ningún beneficio por la ampliación de la autopista, pero estamos condenados a soportar los perjuicios que causa", lamenta el presidente de la asociación de afectados, Baltasar Cela, en referencia al impacto ambiental, económico y social que causará esta obra en la parroquia.

La lista de demandas es larga, aunque en su opinión, perfectamente asumible en una actuación de esta envergadura. Una de las principales es el traslado del colegio Igrexa a Cidadelle, una actuación comprometida para 2019, pero también exigen dotar a todo el tramo de barreras sonoras y asfalto fonoabsorbente, un nuevo puente de acceso a Trasmañó más amplio, la unión de la calle Pasán con la Estrada do Torreiro, la dotación de aceras a estas calles citadas y al Camiño de Mouriño, el soterramiento de la línea eléctrica en el entorno de la iglesia, la expropiación de un edificio de tres alturas en el Camiño de Cornide o la eliminación de los taludes en el parking del pabellón de deportes, entre otras.