| El cedro de la céntrica plaza Ángel Urzáiz de Gondomar desapareció ayer del paisaje urbano. El Concello decidió cortarlo tras los daños causados a una vivienda y a tres coches estacionados al caerse algunas de sus ramas como consecuencia de las fuertes rachas de viento. Pero los vecinos podrán recordar su presencia a pocos metros del ayuntamiento a lo largo de sesenta años a través de una talla artística. Al menos, así lo pretende el alcalde, Francisco Ferreira, que ordenó a la empresa que ejecutó la tala mantener el tronco con unos cuatro metros de altura. El regidor pedirá propuestas a escultores locales para convertir lo que queda del árbol en una pieza cultural emblemática para los gondomareños que adorne un entorno que pretende humanizar en el futuro.