¿Dónde está el emblemático pazo de Vilarés? La historia lo sitúa en Gondomar desde su construcción en el siglo XVIII, pero un error en la cartografía oficial del Instituto Geográfico Nacional fija su ubicación en Nigrán. Nadie duda de que se trata de un bien de interés cultural del patrimonio gondomareño, así que el fallo que figura en los planos estatales elaborados en 1945 no romperá las buenas relaciones de vecindad entre ambos municipios. De hecho, sus gobiernos trabajan en la corrección de sus deslindes con el fin de evitar cualquier conflicto territorial que pueda surgir en el futuro.

El Concello de Nigrán ha entregado ya su propuesta fronteriza al de Gondomar tras seis meses de análisis de los mapas y reuniones con vecinos y comunidades de montes afectadas, en su caso, las de Parada y Chandebrito.

Los desajustes entre la realidad y lo que aparece en los papeles afectan a una decena de casas repartidas en los núcleos de Outeiro o Castelo, que se atribuyen oficialmente a Gondomar cuando pertenecen a la parroquia nigranesa de Parada, o en el barrio de Vilarés que alberga el citado pazo, que los mapas otorgan a Nigrán pese a encontrarse en la parroquia gondomareña de Vilaza, según explica el concejal de Urbanismo de Nigrán, Diego García Moreira.

Su homólogo en Gondomar, Antonio Araúxo, recoge el testigo y pone el marcha el trabajo de campo en su territorio. Entiende que las imprecisiones se resolverán sin mayores problemas, especialmente en las zonas de monte comunal, entre Vincios y Chandebrito, y estudiará la posición real gondomareña en los núcleos poblados para formular su contraoferta.

Las confusiones no han generado por el momento problemas a los afectados, que tributan realmente donde les corresponde, explican los concejales, pero los ayuntamientos se ven en la necesidad de dejar claras sus fronteras porque sus próximos planes urbanísticos sí deben regirse por la cartografía oficial. Los conflictos podrían surgir, señalan tanto García Moreira como Araúxo, a la hora de realizar trámites como solicitar una licencia. Un supuesto que podría darse en torno al pazo de Vilarés, ya que se encontraba a la venta hace unos meses con un precio de salida de 4 millones. La operación podría acarrear algún proyecto de rehabilitación que precisaría de diversas autorizaciones.

No es la primera vez que los dos concellos abordan el asunto. El trabajo había quedado pendiente desde 1996, recuerda el regidor nigranés, Juan González, quien confía también en "darlle unha pronta solución a estas desavinzas históricas", dado que los gobiernos juegan con la ventaja de que han contratado a la misma empresa para redactar sus PXOM, la firma Eptisa.