El 5 de octubre de 1966 abría sus puertas en Baiona el Parador Conde de Gondomar. Desde entonces, la fortaleza de Monterreal ha alojado a importantes personalidades y huéspedes anónimos que han encontrado en ella un lugar de descanso y vacaciones. Su actual director, Francisco José Plaza Prado, es el último responsable de mantener el estándar de calidad y los buenos resultados económicos del establecimiento, que el martes conmemora su 50 aniversario.

-El Conde de Gondomar de Baiona es uno de los establecimientos de la red de Paradores mejor valorados por sus clientes, ¿cuál cree que es la clave de su éxito?

-Cuando uno entra por las murallas ya lo sabe. El propio recinto amurallado, con tantos siglos de historia, y el espectáculo paisajístico que ofrecen las Cíes y la propia bahía es una de las claves. Aunque no sería nada sin el trato y la labor de los trabajadores durante estos 50 años. Si ellos no mimasen a los huéspedes no sería posible.

-La fortaleza medieval acumula 50 años de uso hotelero, pero suma varios siglos de historia. ¿Cuesta adaptar unas instalaciones así a los nuevos tiempos?

-En el momento en que se inauguró era uno de los paradores mejor dotados y con las más modernas instalaciones y medios. Hoy resultarían totalmente obsoletos, por lo que, con el paso de los años, han hecho falta varias renovaciones para mantenerlo al día, la última el año pasado con una redecoración total adaptada a las nuevas necesidades, con habitaciones no tan austeras y más luminosas y espaciosas. Las nuevas tecnologías nos han dado más quebraderos de cabeza, pero esencialmente por los problemas de potencia de internet en Baiona ante la falta de fibra óptica. En todo caso, conseguimos dar servicio a nuestros clientes, tanto a los alojados como en los múltiples congresos que acogemos a lo largo del año.

-Hablando de retos y congresos, ¿fue la cumbre hispano-lusa celebrada en 2015 el mayor desafío organizativo al que ha tenido que hacer frente el Parador bajo su dirección?

-Seguramente sí, porque esa cumbre movió a multitud de personalidades, nos obligó a habilitar un buen número de salones para reuniones,a instalar más de 20 nuevas líneas de ADSL para la prensa y a tener todo a punto para que los actos que fueron sucediéndose a lo largo del día se desarrollasen sin contratiempos. Ese nivel de complicación exige un gran esfuerzo de todo el personal, pero es a la vez motivador y fuente de satisfacción para todos.

-¿Contribuyó esa cumbre a mejorar el calendario de congresos?

-No lo sé. Es posible, aunque ya se estaba notando una revitalización después de la crisis, en la que empresas y laboratorios se vieron obligados a recortar gastos y a buscar otras opciones menos costosas. En todo caso nosotros siempre hemos tenido congresos fieles, como el de coloproctología que coordina el doctor Casal y lleva 20 años celebrándose de forma ininterrumpida.

-¿Qué peso tiene este tipo de turismo en los resultados del Parador?

-Somos un establecimiento muy estacional debido al clima, por lo que de octubre a junio (exceptuando Semana Santa y los fines de semana) el turismo de congresos nos ayuda a mantener el establecimiento en temporada baja con niveles de ocupación medios, aunque alejados de los que se registran en verano, con porcentajes que rozan el 100%, como el pasado mes de agosto.

--¿Y la restauración?

-Un 40% de los ingresos viene de ahí, de sus dos restaurantes, la cafetería y sobre todo de los banquetes. Tenemos la ventaja de tener una capilla sacralizada que hace que cada año estemos ofreciendo unas 40 bodas y decenas de celebraciones de otro tipo.

-También conecta el establecimiento con otro tipo de público, que igual por proximidad nunca se alojaría en él.

-Parte del trabajo que intentamos hacer desde hace unos años es intentar abrir cada vez más el Parador a Baiona y a los alrededores, eliminando, por ejemplo, los meses en que no es necesario, el euro que se cobra de forma simbólica en la puerta -se devuelve si se realiza una consumición- para tener cierto control de los espacios y evitar incomodidades a los clientes.

-¿A qué debería aspirar el Parador en los próximos 50 años?

-A cumplir cien. A seguir siendo un referente no solo en la zona, sino también en la red de Paradores, ya que es uno de los que aporta mayor cantidad de ingresos y resultados a la cadena. Para eso debemos tratar de que el cliente sea nuestro principal prescriptor, de que nos recomiende a otros y que él mismo quiera volver.