Un vecino natural del barrio de Carregal, en la parroquia tomiñesa de Amorín, cuyas iniciales se corresponden con G.S., y de 71 años de edad, fue encontrado sin vida en la noche del pasado martes, sobre las 22.00 horas, en uno de los tramos por los que transcurre el río Furnia. El fallecido había ido a pescar y su cuerpo fue encontrado por su hija, que al percibir que tardaba más tiempo del habitual en regresar, decidió ir a buscarlo al río. Según fuentes de los dispositivos de emergencias que actuaron en el caso, cuando su hija encontró el cuerpo, se dio cuenta de que no respiraba, por lo que decidió dar la voz de alarma. Fue entonces cuando el 112 avisó a la Guardia Civil y también a los bomberos del Baixo Miño. Hasta la zona también se desplazaron efectivos del cuerpo de Protección Civil de Tomiño. Todos los cuerpos encontraron al hombre ya fuera del río, después de que hubiera sido apartado hasta la orilla por su propia hija. La zona del río en la que sucedió el accidente tenía poco caudal.

Sin signos de violencia

Los propios cuerpos de seguridad que participaron en el rescate del cuerpo manifiestan que "no había signos de violencia" que pudieran explicar la caída de la persona fallecida. No obstante, será la autopsia la que determine lo que realmente sucedió y la que determine si la muerte fue por ahogamiento o por otra causa.

Los vecinos describen al fallecido como un "experto pescador y muy buen nadador" y señalan que pertenece a una "familia muy grande y muy conocida de la zona". Destacan también que era común "verlo navegar con su barco" tanto por esa zona como por otras cercanas practicando el deportes de la pesca, Resulta conveniente señalar que pocas horas más tarde de producirse el suceso, algunos de los familiares del fallecido fueron víctimas de un accidente de tráfico en una carretera cercana al lugar del accidente, registrándose heridas leves en tres de ellos y siendo posteriormente trasladados hasta el hospital Álvaro Cunqueiro con la ayuda de Protección Civil.

La investigación está en manos de la Guardia Civil, que a partir de ahora iniciará los trámites necesarios para intentar poner algo más de luz sobre el suceso. En este sentido, será la autopsia judicial la que acabe por aclarar los verdaderos motivos del accidente, ocurrido poco antes de las 22.00 horas del pasado 12 julio en la parroquia tomiñesa de Amorín.