La devoción no entiende de temperaturas. Los cerca de cien costaleros y costaleras que participarán mañana en la procesión del Santísimo Cristo de la Agonía de A Cañiza deberán recorrer las calles del centro urbano, a lo largo de más de 2 kilómetros, durante hora y media, ataviados con túnicas de manga larga y capuchones y sin poder beber durante todo el trayecto. Tendrá que ser así, porque lo manda la tradición, y a pesar de que la previsión meteorológica es de 32 grados de máximas, ninguno quiere perdérsela.

"Si alguno se encuentra mal deberá abandonar el trono y será atendido por las mujeres que, a modo de auxiliares, caminan junto al Cristo" explica Javier Souto, presidente de la Asociación del Cristo de la Agonía, que desde su fundación, hace cuatro años, ha conseguido triplicar el número de cañicenses interesados en participar en esta procesión.

Ellos son 50 costaleros y llevarán el trono del Cristo de la Agonía que pesa cerca de 500 kilos y ellas son 35 y portarán a la Virgen Dolorosa en un trono de 300 kilos.

Uno de los momentos más esperados de la procesión de mañana es el de la subida de 600 metros por la calle Vilanova hasta el cruceiro del Cristo. Aseguran que "es duro por el esfuerzo pero también muy emotivo".

La misa solemne será a las 12.00 horas y estará oficiada por el obispo de la Diócesis de Tui-Vigo, Luis Quinteiro Fiuza. A continuación, cerca de la una de la tarde, saldrá la procesión acompaña de la Banda Militar de la Brilat de Pontevedra.

Los costaleros llevan toda la semana ensayando para asegurarse de que todos caminarán acompasados con el ritmo marcado y para equilibrar el peso. Por su parte, las costaleras, como se estrenan este año, están más nerviosas y ya comenzaron a practicar la semana pasada. "Están muy ilusionadas e implicadas" explica Javier Souto.

Otra de las novedades de este año, que conlleva una complicación técnica, es el cambio en el ritual de despedida. En años anteriores, ellos caminaban cincuenta metros marcha atrás para entrar en la iglesia pero este año, antes , deberán despedirse de la Virgen Dolorosa que deberá inclinarse y ellos deberán coger al Cristo a brazo.

Los costaleros más mayores, octogenarios muchos de ellos, serán los encargados de llevar este año los ocho estandartes de las parroquias. Y es que el Cristo tiene costaleros de tres generaciones distintas de la misma familia. Hijos, padres y abuelos comparten con orgullo esta tradición de la que existen referencias documentales de 1900. "Es muy satisfactorio ver como los jóvenes, aunque el día anterior hayan salido de fiesta, ese día están puntuales para participar en la procesión" comenta Souto.