¿Qué ha sido de la niña del 600?. A lo mejor todavía hay personas en Xinzo, donde se detuvo el coche para que ella naciera, que se pregunta, cincuenta años después, si a Marisa Luisa Martínez Vázquez le ha sonreído la vida.
Un 20 de marzo de 1966, a su madre, residente en Arcos, le entraron las prisas: un niño o una niña estaba en camino. Hubo tiempo para avisar a Antonio Peña, que era taxista, y primo lejano, según explica Annie, la hija más joven de Marisa.
El coche tiró por la N-120 con destino a Vigo. La carretera aún era entonces poco más que un camino de carros pues no había llegado el plan de accesos a Galicia que la transformó varios años después. Sea por los baches o con la emoción, en Xinzo no aguantó más y Antonio detuvo el coche antes de afrontar las curvas de Confurco.
El propio conductor y otra familiar ayudaron a que naciera la bebé. Eran las ocho de la tarde y el sol desaparecía sobre Porriño cuando Marisa lloró su primer llanto en este mundo, dentro del 600. "Es algo que no podré olvidar nunca", comenta Antonio, que hoy tiene 81 años y la llevó a la fiesta en un coche similar al que conducía cuando la ayudó a nacer.
La respuesta de si le ha sonreído la vida está en su familia, y sobre todo está en su esposo, el alemán Walter Müller, un hombre muy enamorado de su mujer, que diseñó un plan para conmemorar su cumpleaños en Ponteareas, haciéndola viajar desde Alemania solo para ello.
Annie resume la historia de su madre como la de una luchadora. Trabajó en varios lugares, en Fuerteventura conoció a su marido. Después fijaron su residencia en Barcelona y ahora reside en la ciudad alemana de Ingolstadt, donde se encuentra la sede de Audi, a 70 kilómetros de Munich. Allí dirige desde 2014 una tapería de cocina española denominada "Más Tapas" en la que trabajan cinco personas, y que se nutre de productos exportados desde España.
Hace días regresó a Galicia. El viaje relámpago fue cuidadosamente organizado por Walter, al que le gustó desde siempre adentrarse en los recuerdos de su amada para, de alguna forma vivirlos, y le emocionó el hecho diferencial de que hubiese nacido en un Seat 600. El lema de la fiesta lo dice todo: "En un Seat 600 nació una leyenda hace 50 años"
"Mi padre lo organizó todo, con la ayuda de mi tía, porque dijo que los 50 años de mi madre tenían que ser especiales... La fiesta fue en A Finca do Parrulo donde incluso hubo gaiteros y danzas típicas, fue un día que no olvidaremos nadie", afirmó la joven que para acudir a la fiesta viajó desde Austria, donde estudia.
