El Seminario Menor San Pelayo de Tui, celebrará su día el próximo día 21 de este mes. Esta gran casa, fundada en el año 1850, está hoy perfectamente adaptada para acoger a sus 30 seminaristas, entre los 11 a 17 años de edad. Forma parte del medio centenar de centros de este tipo de formación que únicamente siguen existiendo en España. Los chicos estudian los cuatro cursos de ESO, lo que complementan con la formación religiosa, sin faltar el deporte. Lo que más valoran del Seminario es que "los profes nos apoyan mucho", contaron ayer.

El rector, Fernando Cerezo García, explica la complejidad de la enseñanza en la actualidad, en relación a 20 o 30 años atrás. "Tenemos la ventaja de que tenemos muy pocos niños y, se puede decir, que las clases son personalizadas y de acuerdo con la progresión del niño". El sacerdote formador, Gonzalo Otero, incide en la renovación del profesorado, joven, adaptado a los nuevos medios, implicado en el Seminario y en los alumnos. "Tenemos ayuda de la coordinadora, Mónica Villar Guisado, que realiza los seguimientos y es fácil saber cual es la falta de atención, las carencias. Ayuda mucho saber su situación, su rendimiento", valora.

Mónica Villar apunta que ayer mismo orientaba a alumnos de cuarto sobre lo que pueden hacer en un futuro inmediato. Potenciar el sentido de grupo es algo primordial, afirma.

¿Cómo llegan al Seminario los niños? Hay un conducto reglamentario que se mantiene con chicos que tienen vínculos con las parroquias. Hoy en día, son padres practicantes quienes los traen. "Hay chicos que contagian a otros chicos" , cuenta el rector, sumando a los que han llegado al margen del sector parroquial y que prueban. Hay familias que buscan internados, no hay muchas opciones y eligen el Seminario. Hay chicos que entran, pero les honra cuando renuncian y se marchan al darse cuenta de que no les va.

El Seminario Menor cuenta con dispositivos informáticos individuales en cada aula, Internet, proyector de cañón en cada clase... El profesorado está en proceso para sacar el máximo rendimiento a las nuevas tecnologías. Los viernes de cada semana, los padres reciben información vía digital sobre sus hijos. Algunos lo quieren por escrito.

Hay un filtro. Los chicos son sinceros y pocos siguen el camino hacia el Seminario Mayor. Lo cierto es que a pesar de eso el vínculo no se corta: se mantiene. El Seminario no se olvida, con antiguos alumnos que después de 40 o más años, vuelven a reencontrarse en ocasiones.

Seminaristas como Javier Vila y Rubén López, de 14 años, dicen que "queremos ser curas". Mateo Castiñeira, de 13 años, escogió ser interno "y estoy muy a gusto", cuenta. Pablo Álvarez, de 12 , espera conseguir un buen nivel de ESO. Borja Faro, tiene también a su hermano. "Estamos en un lugar tranquilo, alegre, familiar, con profes que nos apoyan mucho. Tenemos libertad". La fiesta será el 21 de marzo, con misa, deportes, actuación literaria y comida.