El desprendimiento sobre la vía de parte del muro del Pazo do Conde, en Gondomar, vino a justificar ayer el temor de los vecinos y la defensa, por parte del Concello, de una tala forzosa de árboles para minimizar los riesgos. El Concello llegó a ordenar hasta tres veces la tala de las ocho acacias en peligro de desplome, pero el conde, Gonzalo Fernández de Córdoba y Narváez, recurrió a los tribunales para defender la protección de la propiedad, considerada bien de interés cultural.

La caída del cierre de piedra se produjo ayer a mediodía, apenas dos días después del inicio de este juicio, el pasado martes en el Juzgado de lo Contencioso Administrativo Número 2 de Vigo, que reanudará la vista el próximo día 9 de febrero por incomparecencia de un testigo, un policía municipal convocado por la defensa.

"Se trata de una carretera muy concurrida, por la que además circula el transporte escolar", apuntó ayer el alcalde gondomareño, Francisco Ferreira, que lamentó los daños en el patrimonio originados por la inacción del propietario en aras de su "supuesta protección", agregó.

"Confiemos en que no pase nada más", continuó el regidor, tras confirmar que los cascotes desprendidos ocuparon la calzada impidiendo la circulación de vehículos hasta que los operarios municipales lograron despejar el vial y restablecer así el tránsito habitual.

Ferreira, tras lo ocurrido ayer, volvió a insistir en la necesidad de aplicar medidas de prevención y confió en que la demanda interpuesta por el conde no prospere y el Concello pueda exigirle la tala después de todo o acometerla de forma forzosa.