El temporal de viento y lluvia que arrecia en la comarca en este inicio de año silenciará los tradicionales sones de las rondallas que cada 6 de enero invaden las calles de Gondomar desde hace más de un siglo. El Concello, en una inusitada decisión de última hora motivada por las malas predicciones meteorológicas, ha decidido cancelar el histórico certamen y posponerlo hasta el día 16 por la tarde, descartando así trasladar el espectáculo al pabellón de deportes como en otras ediciones anteriores también pasadas por agua.

Según indicaron ayer fuentes del departamento municipal de Cultura, las once agrupaciones participantes ya han confirmado su disponibilidad para la nueva fecha, fijada con la intención de que este encuentro tradicional "no desluzca" encerrado en un polideportivo que "no cuenta con las condiciones acústicas adecuadas" y donde la celebración, esta tarde a partir de las 18.30 horas, de la recepción de los Reyes Magos en sustitución de la habitual cabalgata "no permitiría tampoco tenerlo disponible".

Solo la Guerra Civil había logrado enmudecer hasta ahora las panderetas, castañuelas, bombos y gaitas, banda sonora que los vecinos de la villa condal asocian desde hace generaciones a la mañana de Reyes. El gobierno local ha preferido sacrificar la simbólica fecha y ser fiel al espíritu callejero de un espectáculo único de alrededor de cinco horas de duración que concita a millares de personas en el casco urbano y en el que participan más de mil músicos y también abanderados, encargados de ejecutar las coreografías con las que cada agrupación da el relevo a la siguiente y que singularizan al certamen gondomareño de otros.

La larga tradición de las rondallas en Gondomar encuentra su primera referencia en 1903, señalan desde el Concello, y aunque fue concebido en sus inicios y convocado cada año como concurso, desde hace dos décadas perdió su carácter competitivo por razones económicas y de índole burocrático, explican fuentes del departamento de Cultura.

En su etapa moderna, que este año alcanza su trigésimo cuarta edición, el festival es más un "encuentro" en el que cada rondalla ofrece, a cambio de una aportación económica del Concello para cubrir gastos, lo mejor de su repertorio, compuesto fundamentalmente por pasodobles y ritmos marciales a los que cada vez más se suman piezas folclóricas tradicionales e incluso versiones de temas pop.

Otra de las tradiciones que se verán trastocadas por el temporal, aunque esta más reciente, será el belén viviente en A Coelleira, que no se escenificará hoy como estaba previsto.