El "mejor banco del mundo" situado en Redondela se ha convertido en un punto de peregrinación espontánea. Centenares de devotos de los paisajes más espectaculares acudieron este fin de semana a Trasmañó para inmortalizar la puesta de sol sobre la ría de Vigo.

Desde los montes más próximos al alto de Cedeira podía vislumbrarse un reguero de personas que alteraba la fisionomía habitual del promontorio. La estampa sorprendía a los lugareños, quienes en las últimas semanas han visto alterada su calma. El trasiego de vehículos y motos que ascienden por las pistas forestales ha reconvertido un viejo campo de fútbol en un improvisado aparcamiento.

Desde allí hasta la silla de madera que reina sobre la ensenada de San Simón resta una caminata poco apacible. El acceso al "mejor banco del mundo" es complicado y hasta peligroso. El asiento se aposta sobre una de las piedras de un afloramiento rocoso irregular en la escarpada ladera norte de la montaña.

Un camino, que hace poco fue desbrozado, facilita la subida al pico del monte, pero una vez allí comienza el descenso entre las rocas para alcanzar el afamado trono. El terreno, irregular y de pronunciada pendiente, ofrece numerosos riesgos, especialmente cuando decenas de personas se aglutinan sobre las piedras. Es la escena que se vivió este fin de semana.

Familias con niños pequeños, parejas, grupos de amigos... esperaban su turno entre las rocas para hacerse un selfie coronando la ría de Vigo. Sin embargo, muchos de ellos no iban preparados para una caminata por el monte, lo que multiplicaba las situaciones de peligro. Otros, que creyeron temerario el descenso, simplemente se sentaron en las rocas superiores para disfrutar del atarceder.

Tanto los lugareños como los visitantes estaban sorprendidos con la afluencia de personas al "mejor banco del mundo". Quienes ya lo conocían, antes incluso de la colocación de la silla, lamentaban el revuelo causado y la pérdida de un rincón tan discreto como hermoso.