El principal escollo que se encontraron los restauradores a la hora de recuperar la policromía fue una especie de barnizado aplicado probablemente el pasado siglo. Se trata de un consolidante de cera igual al que la misma empresa se encontró en la rehabilitación del Pórtico de la Gloria, en la Catedral de Santiago, y al aplicado al David de Miguel Ángel, asegura Revuelta, quien afirma que este compuesto deteriora la piedra porque impide "su respiración" y resulta muy difícil de retirar de manera inocua. Una vez eliminado este material, los profesionales aplicaron otro consolidante de resina acrílica en base acuosa que garantiza la conservación de las pinturas y del granito.