La fervenza de A Freixa, en la parroquia de Reboreda, ofrecía ayer uno de los espectáculos naturales más impresionantes que pueden contemplarse en Redondela. Las fuertes lluvias durante toda la jornada incrementaron el caudal del río Alvedosa transformando la bucólica cascada en un torrente salvaje que parecía querer tragarse la nueva senda inaugurada hace quince días.

Numerosas personas acudieron durante toda la jornada a admirar el imponente salto de agua en todo su esplendor, tanto desde su base como desde la pasarela de madera instalada en un lateral que permite observar la cascada desde diversas perspectivas.

La fuerza del agua invadió en determinados momentos de la mañana la senda haciendo impracticable el acceso, aunque por la tarde, al descender el nivel, pudo ser visitada por vecinos y curiosos. El espectáculo que pudieron contemplar era muy diferente al de finales del pasado mes, cuando se abrió el sendero con una tranquila cascada. En ese momento muchos de los visitantes se quedaron impresionados por la belleza de este paraje, aunque ayer la tranquilidad y el sosiego de este lugar dejó paso al estruendo del agua mostrando la fuerza bruta de la naturaleza.

El torrente de agua causó un desprendimiento de tierra en el acceso al paseo desde la carretera, muy cerca de uno de los pilares del nuevo viaducto del AVE de Reboreda. En una zona curva del río, el cauce movió el muro de contención de grandes bloques de piedra y se llevó la tierra de relleno, dejando una enorme zanja de unos tres metros de longitud y dos de profundidad. El agujero, pese al peligro que suponía para los viandantes, se mantenía ayer a última hora de la tarde sin señalizar.

También en la parte superior de la fervenza, en el local de hostelería Muiño Vello situado junto al río, el cauce invadió varias de las mesas dejando la zona completamente anegada.

La nueva senda hasta la cascada fue construida por el gobierno local el pasado mes con el objetivo de incluir este entorno natural entre los puntos de interés turísticos del municipio. El paseo peatonal recorre una de las márgenes del río, en el que también se construyó una pasarela de madera que permite disfrutar de la cascada tanto desde la base como desde la zona superior.

El acceso a la zona se puede hacer tanto desde la zona del viaducto del AVE, donde se ha habilitado un camino señalizado, como desde la terraza del Muiño Vello, situado en el otro extremo de la senda, a escasos metros de la fervenza, a la que se llega tras cruzar un nuevo puente. El lugar está señalizado con carteles para facilitar la localización a las personas que no conozcan la zona.

La construcción de la senda se financió en su mayor parte con cargo a las arcas municipales, aunque también contó con una subvención de fondos europeos.