Operarios y maquinaria se han instalado esta semana en A Ladeira para poner en marcha la reparación de las pasarelas de madera que dan acceso a la punta del arenal, uno de los espacios naturales más valiosos del municipio, en plena Foz do Miñor. La Jefatura Provincial de Costas promueve el proyecto que se plantea como solución integral a un entorno duramente castigado por los temporales. Tanto, que los voladizos han estado inutilizados durante los dos últimos veranos, precisamente cuando registran un mayor tránsito de vecinos y visitantes.
El departamento del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente prevé invertir en torno a 60.000 euros, una cifra que podría verse incrementada en función de las dificultades que se encuentren en el desarrollo de las obras. Según informa la Subdelegación del Gobierno en Pontevedra, también resulta estimativo el plazo de ejecución. Inicialmente se cifra en 30 días. Pero eso no quiere decir que los trabajos acaben en un mes. Todo dependerá de las condiciones meteorológicas.
La empresa pública Tragsa es la encargada de llevar a cabo la ejecución del proyecto, retrasada al término del verano para evitar problemas de seguridad en los momentos de mayor afluencia de personas a la zona.
La intervención más complicada es la construcción de una escollera que sostendrá la senda peatonal que da continuidad al paseo marítimo del centro urbano baionés. Requiere la utilización de vehículos pesados que podrían ocasionar daños en un entorno protegido, enmarcado en la Rede Natura 2000 por su biodiversidad y calidad paisajística.
Por eso las administraciones han llegado a un acuerdo con la gerencia del camping de A Ladeira para que la maquinaria opere desde sus instalaciones. Como ha explicado el alcalde de Baiona, Jesús Vázquez Almuiña, el acceso desde el campamento permitirá actuar en el espacio respetando a la vez sus valores ambientales.
El regidor y el concejal de Medio Ambiente baionés, Ángel Rodal, habían reclamado a Costas una solución integral para el camino por su vulnerabilidad ante las fuertes marejadas y los gastos que esta circunstancia ocasionaba a las arcas municipales. En la primavera de 2013, un temporal arrancó la estructura y el Concello invirtió 24.000 euros en su arreglo tras la temporada estival. En tan solo cuatro meses, estaba destrozada de nuevo. Las ciclogénesis más agresivas del pasado invierno volvieron a dañar las pasarelas. Un proceso cíclico similar al que registraba el paseo marítimo de Panxón, reconstruido en junio también por parte del organismo estatal.