Sabe que lleva viviendo muchos años pero aún se sorprende cuando, distraída, se mira las manos y los brazos y los ve repletos de arrugas. La vecina de Crecente Isaura Sánchez ha cumplido 107 años el pasado sábado y asegura que su longevidad no tiene ningún secreto mas que "haber trabajado mucho toda la vida" y "vivir a lo pobre".

No bebe alcohol, pero no por prescripción médica, sino porque nunca le ha gustado. Las únicas medicinas que toma son media pastilla para controlar la tensión y unas gotas que se aplica para el riego sanguíneo.

"Me traen el desayuno a la cama, me levanto sobre las once y no trabajo nada" comenta Isaura, sintiéndose casi culpable porque, aunque ansias no le faltan, el cuerpo ya no le permite moverse todo lo que quisiera. "Si la sujetamos, sí que puede caminar despacito", comenta su nieta Concha.

Atrás han quedado sus años de trabajo en el campo junto a su marido ya fallecido. "Trabajábamos las fincas, teníamos tres cerdos y tres vacas", recuerda Isaura, como también las duras tareas de "sachar as veigas, ir ó toxo ou andar ó carreto" . Natural del barrio de Os Piñas, en Crecente, ahora vive en la parroquia de Quintela. Tiene diez bisnietos, cinco nietos y dos hijas, ya que una tercera ya falleció.

Para entretenerse, lo que más le gusta a Isaura son las visitas de sus conocidos y mejor si la saludan con besos. Cuando hace buen tiempo está en la terraza tomando el fresco y cuando hace frío, lo que más le apetece es sentarse junto a la cocina de hierro.

Isaura vive con su hija Elena, de 82 años, que tiene más achaques que su madre centenaria, y su nieta Concha que les ayuda. "Cuando en una conversación hablo de mi madre, no se creen que aún pueda tener madre", comenta Elena.

De comer le gusta todo. "Tanto mi hija como mi nieta cocinan que da gusto" asegura Isaura, quien relata como, a diferencia de "los tiempos de miseria" que vivió, ahora su familia no sabe que darle que coma lo que quiera. "Énchenme o colo (regazo) de froita e galletas".

En su cumpleaños ha tenido numerosos regalos que insiste en enseñar a quien la visita. Lo que más el han llevado son plantas y ramos de flores, pero sin duda lo que más le ha gustado ha sido un clavillo que ahora le gusta lucir en las chaquetas. "Siempre anduve arreglada pero a lo pobre", recuerda Isaura, a quien se niega a cortarse el pelo y a renunciar a su moño totalmente blanco. "Ahora todos tenemos mucha ropa y buena" recuerda Isaura, mientras muestra las distintas prendas que lleva para abrigarse del frío.

La tele "no me importa nada". Odia las imágenes de sangre pero sí se entretiene con las de niños. A veces también se distrae con revistas del corazón; de hecho, las letras de mediano tamaño aún es capaz de leerlas sin gafas. Otras veces para que se entretenga y mueva las manos, su familia le reserva la tarea de pelar patatas.