O Rosal cuenta con un valioso patrimonio en arte rupestre. El petroglifo situado en Jorjalado, en terrenos de comunidad de montes de As Eiras, datado entre el año 1200 y 600 a. C. es el mayor de la zona en un solo afloramiento rocoso, una posibilidad que apunta el arquitecto de la Diputación Provincial Antonio Castro Rozados, director de la intervención que se divide en trabajos arqueológicos y de restauración. La conservadora y restauradora, Iria Veloso Pérez, es la directora de esta otra área.

Los trabajos del proyecto denominado "Recuperación, documentación e posta en valor do Petroglifo de Ghorghalado, As Eiras, O Rosal" se llevan a cabo por un convenio establecido entre la Diputación Provincial y el Concello rosalino. El trabajo en este lugar que antaño fue una cantera se inició el 17 de febrero y se necesitó la instalación de una cubierta sobre la zona de actuación, para poder trabajar a pesar de la lluvia.

La entidad del petroglifo ha decidido la excavación de 24 por 20 metros para dejar a la vista todo el afloramiento con grabados. Ya se dispone del primer documento, dibujado a mano alzada y escalado. El mayor número de combinaciones circulares, cazoletas y surcos se halla en la zona sur. Las peculiaridades que citan los especialistas son, en primer lugar, el delicado tipo de roca, al tratarse de esquisto que se ha conservado gracias a la cubierta vegetal que lo protegía. Se comprueba que los numerosos grabados siguen el esquema habitual de otros existentes en el Baixo Miño. "Lo que significan se lo llevó consigo el hombre prehistórico que los hizo. Son todos geométricos, abstractos", explica Castro. Se han realizado fotografías diurnas y nocturnas. Se harán calcos con papel y con plástico y se fotografías del estado de la roca después de la intervención de limpieza. "Todo ese proceso dará el resultado final previsto para el mes de abril". Iria Veloso realiza un diagnóstico para ver su estado y actuar siguiendo el criterio de la mínima intervención. "El mayor problema que nos encontramos fue el nacimiento de árboles incrustados en su superficie, cuyas raíces tendrán que retirarse con tiempo y con mucho cuidado". La recomendación es que, una vez terminado todo el trabajo de su puesta en valor, las visitas puedan contemplar el petroglifo desde el borde, que estará delimitado.

Testimonio

"Estaba sentada encima del petroglifo y me vinieron las lágrimas a los ojos", relata Palmira Cristina Vaquero, la vecina que lo halló el 15 de diciembre de 2012, una tarde en la que decidió limpiar un poco de la gran roca después de encontrar trozos con grabados durante los paseos que le ayudaron a reponerse de una enfermedad. Lo primero que hizo es contar el hallazgo al experto Javier Goberna, que confirmó su valor, y a Manuel Ledo. Charo Tabales Perozo, concejala de Cultura informó a Juan Martínez Tamuxe, una autoridad en historia y Patrimonio procedió a inventariar el petroglifo.