Las obras proyecto de saneamiento para reducir la contaminación de A Foz y, de paso, las inundaciones en el casco urbano de Gondomar continúan. Un mes y medio después de paralizar la Xunta la instalación del polémico tanque de tormentas junto a la urbanización As Garzas, los trabajos se desplazan ahora doscientos metros río Miñor abajo y las quejas vecinales han arreciado ante el temor de que el depósito de aguas pluviales y fecales se reubique junto a otros bloques de viviendas, los que albergan el supermercado Froiz en sus bajos. Pero eso no ocurrirá. Al menos según las explicaciones ofrecidas ayer por la Consellería de Medio Ambiente, Territorio e Infraestructuras y el propio alcalde, Fernando Guitián. Aseguran que la zanja abierta ahora albergará un tubo secundario del saneamiento. Nada más por el momento.

La tubería recogerá las aguas fecales de la zona de Mañufe para trasladarlas al colector general, según indicaron tanto fuentes del departamento de la Xunta como el regidor, quien considera que sería "absurdo" retirar el tanque de un lugar habitado para llevarlo a otro en las mismas circunstancias.

Para llevar a cabo los trabajos, la constructora ha levantado la zona verde existente y ha desmontado la pasarela de madera que servía como sendero fluvial en unos terrenos que, al igual que el espacio elegido inicialmente para el tanque de tormentas, son de titularidad municipal.

Según aseguran vecinos del entorno y el concejal nacionalista Antonio Araúxo, esta intervención no aparece en el proyecto. De ahí que las quejas se sucediesen ayer entre los habitantes de la zona, que denuncian "falta de información ante un tema tan sensible" y exigen que el espacio de recreo regrese a su estado inicial una vez terminen las obras.