La riqueza ambiental y patrimonial de la Serra da Groba no tiene límites. A los incontables yacimientos prehistóricos de petroglifos y asentamientos, se suman ahora numerosas minas de oro de la época romana, con dos mil años de antigüedad. Investigadores del Instituto de Estudos Miñoranos (IEM) han descubierto quince en una primera inspección visual por los montes del Val Miñor y el Baixo Miño. Un estudio que continúan con la certeza de que serán "muchas más" las antiguas explotaciones auríferas que saldrán a la luz y que arrojarán nuevos datos sobre la "fiebre del oro" que empujó a los romanos a buscar este mineral a lo largo de todo su imperio en los comienzos de nuestra era.

La obsesión por la extracción del metal precioso regresa dos milenios después. La Xunta valora varias solicitudes de explotación en la geografía gallega, como la coruñesa de Corcoesto y la más próxima, en Pinzás, propuesta por la firma canadiense Medgold Resources. La compañía espera tres permisos de exploración en 83 kilómetros cuadrados, que afectan a los municipios de Gondomar, Baiona, Oia, Tui y Tomiño, gran parte de la extensión A Groba.

Riesgos para la salud

Además de los efectos medioambientales "devastadores" y los riesgos para la salud que expertos advierten sobre este tipo de actividades por la utilización de materiales altamente tóxicos como el cianuro -que contribuye a liberar arsénico de las rocas-, el proyecto "Pinzás de Oro" acabaría con cualquier yacimiento existente en su entorno, según avisa Xosé Lois Vilar, director de la sección de Arqueoloxía del IEM.

Por eso la entidad cultural ha solicitado a la Xunta la urgente catalogación de los restos, con el objetivo de establecer una figura legal que los proteja de cualquier actividad económica. Y es que la Serra da Groba no solo está amenazada por el proyecto aurífero, sino por otro surafricano de extracción de tierras raras para la elaboración de tecnología y varios parques eólicos.

Hace meses que estudiosos del IEM iniciaron la investigación por los montes ante los indicios de la existencia de las minas romanas. "En dos días, hallamos once en el entorno de Vilachán do Monte y Pinzás, en Tomiño", recalca. Aparecieron otros dos entre Tebra y Malvas, también en Tomiño y dos más en el municipio de Baiona, una en O Caeiro y otra en el lugar de As Insuas, entre Sabarís y Belesar.

Los yacimientos presentan diversos tamaños. "Algunos son enormes, como el de A Cova do Loureiro, en la que cabrían varios campos de fútbol, con agujeros en el terreno que se aprecian en el Google Earth", explica Vilar. Otras se presentan como fosas apreciables a simple vista, sin necesidad de observarlas en altura, o zanjas a lo largo de las vetas auríferas, como la de O Caeiro, de 100 metros de largo por ocho de profundidad.

Solo tres catalogadas

Hasta el momento, la Dirección Xeral de Patrimonio solo ha catalogado tres en toda la zona: las Covas de Sarmiento, en Gondomar, O Buraco dos Mouros, en Tomiño, y una tercera en Sabarís, junto a la autopista AG-57. En relación a la explotación romana gondomareña, existe un asentamiento poblacional, descubierto por el arqueólogo Gustavo Pascual y el geólogo Óscar Pazos a principios de este año.

A estas registradas, habrá que sumar, si la Xunta lo considera oportuno, decenas de antiguas minas auríferas a cielo abierto. Los expertos del IEM prosiguen sus estudios convencidos de que existen más en la zona de Oia, terrenos que rastrearán próximamente.

Por el momento, tratan de divulgar la importancia de estos hallazgos. Y para ello desarrollaron ayer una nueva ruta por las minas de oro de A Groba, en la que participaron más de cien personas. Vilar y el etnógrafo Xilberte Manso se encargaron de explicarles los aspectos arqueológicos de los yacimientos, su toponimia y leyendas asociadas, mientras que el biólogo Xosé Ramón García les descubrió la rica biodiversidad del recorrido.

Tanto guías como participantes en la visita apuntaron a la proyección turística de esta "ruta del oro" miñorana y miñota "que no debería desaparecer en virtud de una actividad económica que destrozará los recursos naturales y el patrimonio histórico".