Más asistentes que en los últimos años pero lejos de la afluencia de décadas pasadas. La Romería da Picaraña que se celebró, ayer, congregó en lo alto de este pico de 387 metros de altitud a decenas de visitantes, algunos de municipios limítrofes pero la mayoría ponteareanos. Especialmente de las parroquias de Arcos, San Lorenzo de Oliveira y del barrio de Canedo. De estos tres puntos salieron grupos de caminantes a las diez y media de la mañana que, acompañados de grupos de música tradicional, tardaron en torno a una hora y media en llegar a lo más alto. Otros madrugaron todavía más para subir en bicicleta partiendo desde la Rúa de Abaixo.

Por su parte, los ponteareanos de mayor edad, muy devotos de esta fiesta, subieron en coche para asistir a la misa campestre de mediodía y quedarse después a comer en familia en el área recreativa cubierta con carpa para paliar una mañana desapacible. Sobre el mantel platos caseros fáciles de llevar en fiambrera. "Lo típico es empanada y tortilla pero otros prefieren no cocinar y comen pulpo o churrasco en uno de los puestos de venta" explica la presidenta de la asociación de vecinos de Arcos, Antonia Cuevas.

En años anteriores se habían organizado juegos populares para los más pequeños pero al no tener demasiada aceptación, en esta edición se suprimieron. "Los niños hacen juegos, corren... lo importante es que se las ingenien con la tierra, las piedras, la naturaleza y desconecten de la videoconsola" considera Cuevas.

Muchos de los asistentes reconocieron ayer que esta cita del 1 de mayo ha perdido parte de su carácter religioso para convertirse más en una romería vinculada al deporte y a la naturaleza.

En el pasado los caminantes de las distintas parroquias asistían con su cruz pero, actualmente, solo mantiene esta costumbre la parroquia de San Lorenzo de Oliveira, que asciende a pie entre rezos y cantos con un grupo de gaitas.

"Sería bonito que la gente se animara a recuperar esta tradición porque la zona tiene unas vistas preciosas y es un ambiente muy sano, las pistas son buenas e incluso en coche es fácil llegar" apuntó la viguesa Lola Rodríguez.

Si en el pasado, esta romería contaba con la presencia de muchos jóvenes que pasaban la noche en tiendas de campaña, cada vez más los asistentes predominantes son personas mayores y de mediana edad que suben en familia.

La organización de la programación festiva corrió a cargo de las comunidades de montes y asociaciones de vecinos de Arcos, San Lorenzo de Oliveira y Canedo, así como de la Asociación Cultural A Casa da Triga.