Una gran fiesta con regalos y atenciones para una persona muy especial tuvo lugar ayer en el corazón de Baredo. Todo era poco para celebrar el centésimo quinto aniversario de Concepción Elvira Martínez Guisande. A su amplia familia de dos hijas, 9 nietos, 17 bisnietos y hasta 5 tataranietos, se sumaron vecinos y amigos que querían rendirle homenaje por una vida marcada por el trabajo duro. La parroquia baionesa ya puede presumir de contar con la veterana de toda la comarca.

Hasta el alcalde, Jesús Vázquez Almuiña, se acercó a su casa para felicitarla y entregarle un ramo de flores en nombre de todos los baioneses. Y es que Elvira no solo es conocida en su parroquia, sino también en todo el municipio y los limítrofes. Desde muy joven regentó junto a su marido la cantina situada junto a la iglesia de Baredo. Pero también se desplazaba a las fiestas patronales de otras zonas con su bar ambulante. Desde aquellos mostradores, derrochaba amabilidad con los clientes, según recuerdan todavía muchos de ellos. Cumplía así con una de sus máximas. "O que fai ben, espera ben", aconsejaba ayer a sus espectadores tras soplar las velas.

Pero la cordialidad no es el único secreto para mantener una salud tan envidiable. Los problemas de movilidad y vista no son obstáculo para guardar una valiosa memoria y para disfrutar, ¿por qué no?, de su vaso de vino diario.

Quizás sea eso lo que la mantiene tan "sana". Aunque ahora toma algún medicamento, no lo hizo hasta pasados los 80. Fue entonces cuando acudió por primera vez en su vida a una consulta y se le abrió el historial médico.