Nueve de la noche. En Outeiro dos Lameiros, donde la oscuridad es ya casi absoluta, se abre una luminosa ventana hacia la prehistoria. Varios focos alumbran las rocas de este espacio natural ubicado en la parroquia baionesa de Santa Cristina da Ramallosa y un valioso escáner de última generación extrae de ellas su legado.

El equipo, del que se encargan técnicos del Instituto Tecnológico de Materiales de Asturias (ITMA), realiza un doble viaje en el tiempo. Del pasado rescata los petroglifos, caprichosas formas talladas en la piedra por civilizaciones rupestres; y los preserva para el futuro, digitalizados con una precisión micrométrica y en tres dimensiones, protegidos de la erosión y de la acción del hombre.

Outeiro dos Lameiros es el tercer enclave en el que se desarrolla este proyecto arqueológico, que el Instituto de Estudos Miñoranos (IEM) desarrolla en colaboración con el ITMA y el Instituto de Cerámica de Galicia gracias a una subvención de la Consellería de Economía e Industria. El trabajo de campo se inició ya hace dos semanas, primero en el yacimiento de Sobral, en Couso, y luego en Auga da Laxe, también en Gondomar. Tras la recogida de datos en Baiona, la semana próxima culminarán en el monte Tetón de Tomiño.

Un proyector y dos cámaras de 10 megapíxeles realizan el milagro. "Es un desarrollo tecnológico nuestro fabricado en Alemania y que hasta hace dos meses era único en el mercado", asegura Luis Rovés, del ITMA, que se encarga de la parte técnica del proyecto junto a Pablo de Arquer.

El escáner cubre en cada disparo una superficie de dos metros cuadrados, de los que –gracias a la proyección de varios patrones de líneas verticales de diferente grosor que se deforman sobre las rugosidades de la piedra– obtiene una imagen tridimensional exacta compuesta por unos "30 millones de puntos" que apenas miden "la mitad de un cabello humano", explica Rovés, que afirma que "los brillos del granito suelen dar errores y ralentizan el trabajo".

Mejor sin sol

Otra dificultad obliga a realizar el trabajo por la noche. "El sol produce luces y sombras que el escáner confunde, lo que impediría que el resultado final alcanzase la precisión que buscamos", agrega Luis Rovés.

Un potente ordenador conectado al escáner procesa cada instantánea y previsualiza el modelo tridimensional, que luego encaja con el resto de las tomadas en cada yacimiento con total precisión. Dado el volumen de datos recogidos, los modelos digitales definitivos en 3D tardan "tres días en generarse", agrega el coordinador técnico del proyecto.

Y tanto esfuerzo, ¿para qué? Lo explica Eduardo Méndez, arqueólogo del IEM, quien señala que los modelos tridimensionales permitirán estudiar más al detalle los petroglifos. "Hasta ahora trabajábamos con lo que dice el ojo humano, pero eso no es siempre fiable porque hay detalles que se escapan", advierte.

Además, el Instituto de Cerámica de Galicia fabricará moldes con los modelos digitalizados "para su posible aplicación a productos comerciales", como por ejemplo joyas, placas, logotipos, etcétera, o incluso para "montar alguna exposición divulgativa con las piezas", apunta Méndez

El IEM, avanzó el responsable de su sección de Arqueología, también estudia la posible divulgación del trabajo a través de internet con, incluso, "una visita virtual a los petroglifos".