Las empresas eléctricas Fenosa y EDP (Electricidad de Portugal), concesionarias desde hace más de cincuenta años del aprovechamiento hidroeléctrico en el tramo internacional del río Miño, no piensan renunciar al proyecto y quieren que el mismo aparezca en el Plan Hidrológico de la cuenca Miño-Sil que se elabora.

La amenaza latente del proyecto, concedido en tiempos de la dictadura, sirve para que la Plataforma en Defensa del río Miño esté alerta, aunque los ecologistas se muestran esperanzados ante las últimas manifestaciones de los responsables de Planificación Hidrológico de la Confederación que ven prácticamente imposible permitir ahora el embalse.

Fenosa y EDP presentaron hace diez años una modificación al proyecto inicial, que había sido considerado ambientalmente no viable. El nuevo proyecto, que todavía no ha sido descartado por completo, prevé en vez de una gran presa tres de menor escala.

"Entendemos que los proyectos que planteamos no poseen el impacto ambiental de la gran presa que se pretendió hacer en su día, lo que queremos hacer son tres aprovechamientos que minimizarán los impactos del proyecto inicial, manteniendo los criterios de rentabilidad económica y energética", afirman desde las empresas.

La Plataforma de Defensa do Miño afirmó que la presa de Sela no se construyó en su momento gracias al tesón de personas como Ignacio Gago, fallecido recientemente, que fue un luchador incansable por el río. En 1979 había conseguido, junto a otras personas, que se incoase un expediente para declarar a las pesqueiras como bien patrimonial histórico artístico.

Estos bienes, que Fenosa llegó a adquirir o a expropiar para poder construir la presa, han sido la principal arma para evitarla. Junto a ellos, la conservación de la lamprea y otras especies del río Miño, ya condenadas aguas arriba.