Condado - Paradanta

La falta de huellas dificulta la investigación de la autoría del robo de las joyas de Padróns

La Guardia Civil baraja varias hipótesis de la desaparición de las alhajas

Vecinos de Padróns siguieron la misa de Navidad con un televisor.

Vecinos de Padróns siguieron la misa de Navidad con un televisor.

G. Porto - Ponteareas

La desaparición de las joyas de las vírgenes de la Salud y Dolores de Padróns, en Ponteareas, será difícil de esclarecer. Fuentes cercanas a la investigación desvelaron ayer que aunque la Guardia Civil está prestando atención al asunto tras la denuncia del sacerdote y la dimensión pública de los hechos, no existen huellas y las alhajas no estaban guardadas en caja fuerte alguna.

Los investigadores barajan varias hipótesis y no descartan alguna gestión de esclarecimiento e interrogatorios, pero, según los datos a los que tuvo acceso este periódico, las posibilidades que que los objetos aparezcan son escasas, debido al tiempo transcurrido. La vigilancia a receptadores, la atención a hechos similares y la observación de los circuitos habituales de este tipo de objetos son algunos de los cometidos puestos en marcha en la investigación.

Una de las dificultades con las que se encuentra la Guardia Civil es que son numerosas las personas que tenían acceso a los objetos desaparecidos, guardados en Ribadetea, al que parecía no dársele el valor que en realidad tenían.

Las joyas robadas son, entre otras, un cáliz de plata, un cordón de oro de 193 centímetros de largo, una cadena de oro de 48 centímetros, una sortija de oro grabada con unas iniciales, cinco pares de pendientes, y otras joyas menores. El último listado es de 1992, pero fue incrementado por donaciones posteriores, sobre todo por la lacra de enfermedades -casos de cáncer- que en los últimos años asolan a vecinos de la parroquia de Padrons.

A la espera del obispo

Los vecinos mantienen la protesta en espera de que el obispo les reciba personalmente y que destituya al párroco al que consideran responsable cuando menos de la falta de custodia. El hecho de que los sacerdotes, el saliente y el entrante no quisieran participar en un careo con los vecinos, alentaron en el vecindario las sospechas.

El Obispado mantiene que a la Iglesia Católica más que a nadie le duele el que se haya perpetrado este robo y recuerda que “se produjo durante los días de las vacaciones ya programadas de quien estaba incorporándose como nuevo párroco”.

Desde que ocurrieron los hechos los vecinos mantienen una protesta que ha hecho que el párroco no acuda a dar la misa. El día de navidad la vecindad utilizó una pantalla de televisión para seguir el acto litúrgico en la parte exterior de la iglesia.

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