Val Miñor

El Val Miñor se queda de nuevo sin servicio de emergencias a partir de Nochevieja

Tres personas operarán en el Grumir al cesar la Mancomunidad a doce trabajadores el día 31

Neli pillado - Val Miñor

Las emergencias que se produzcan en la comarca miñorana desde el día 1 de enero tendrán que esperar a la llegada de los bomberos de Vigo, cuyo desplazamiento supone una media hora. El Grumir Val Miñor se quedará prácticamente inoperativo con solo tres efectivos, a los que se les renueva el contrato automáticamente cada comienzo de año, mientras los doce restantes pasarán a engrosar las listas del paro. Cada turno de veinticuatro horas contará con un solo agente sin apenas posibilidad de movilizarse o incluso con ninguno. El grupo se organiza con tres días de descanso por jornada trabajada. Así, cada tres días, las dependencias de Nigrán permanecerán cerradas dos.

Un único efectivo no puede movilizar el camión bomba y sofocar las llamas a la vez en un incendio, ni tampoco excarcelar a una víctima de un accidente de tráfico de su coche por razones de seguridad y eficacia. Su trabajo se limitará a asuntos menores. Esta situación comenzará a las 00.00 horas del día 1. Cualquier incidente durante la Nochevieja, en la que Baiona recibe a miles de personas para celebrar la llegada del nuevo año, deberá aguardar una solución desde la ciudad olívica.

La situación no es nueva. Se produce cada año. La Mancomunidade do Val Miñor, que ha remitido en los últimos días, las cartas de cese a los doce efectivos, recibe subvenciones de la Dirección Xeral de Emerxencias e Interior de la Xunta para tres puestos de trabajo anuales y otros doce por nueve meses. El organismo supramunicipal ni se ha planteado completar las ayudas con fondos propios para mantener el servicio operativo todo el año. Sus responsables consideran que resultaría muy caro, aunque los afectados no lo creen así. Sus salarios no superan los mil euros y, durante únicamente tres meses, no supondrían un "gran agravio" a las arcas de la Mancomunidade, explica Darío Varela, delegado sindical.

Al igual que todos sus compañeros, se pregunta si no merecerá la pena prolongar la operatividad del servicio durante doce meses en lugar de arriesgarse a que se produzca una desgracia por no actuar con celeridad en un accidente o un incendio. "Tendrá que ocurrir algo grave para que se den cuenta de que nuestras reivindicaciones son importantes. No nos afectan solo a nosotros y a nuestra situación laboral, sino a la seguridad de la gente", argumenta.

El Grumir lleva trece años en esta situación y sus integrantes están cansados de que los políticos les den la razón. "Está muy bien que nos den palmaditas en la espalda, pero luego no hay nada". añade Varela.

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