Fermín Alonso notó algo raro en sus viñas hace diez días. Las hojas amarilleaban y caían en masa. Al acercarse a las cepas vio la "barbaridad": alguien las cortó por su base, una a una, hasta el centenar. "Dejaron una cepa viva por equivocación", se lamenta. La viña tenía 25 años de antigüedad. Valora los daños "entre 12.000 e 15.000 euros", sin contar las cosechas perdidas en el futuro. "Custoume lágrimas, sangre e suor levantar esta viña. Polo menos pasarán oito anos ata que recupere as cepas como estaban", dice Alonso, vocal de la directiva de la Comunidad de Montes de Quintela.

Al mismo tiempo, una parcela recién desbrozada y replantada por los comuneros en el Monte da Presa, aparecía deshecha. Los vecinos de Quintela relacionan ambos hechos, "actos delictivos de gravedad impresionante", los califica Fermín. El presidente de la Comunidad, Luis Veiga, avisa: "Se isto non se frena, irá a máis".

¿Por qué se destrozan fincas en Quintela? Para Alonso y el resto de los comuneros, "isto é consecuencia dunha vinganza". ¿De quién? Entonces explican la misma historia que a la Policía Nacional en sus denuncias, ya trasladadas al juzgado.

En 2008, la Comunidad de Montes de Quintela decidió en asamblea abrir la reclamación a unas veinte familias de la titularidad de unos terrenos que ocupan casas, huertos y alpendres. La tesorera, Elvira Darriba, recuerda que "sempre tratamos de buscar o diálogo cos afectados e sobre todo que salven as casas, ofrecéndolles opcións como a permuta para restablecer a legalidade". Según la Ley de Montes, los comuneros nunca pueden vender el terreno pero sí acogerse a la permuta, por la cual ceden el disfrute de una parcela comunal a cambio de otra lindante. El problema es que los afectados no consideran que ocupen monte comunal. "E si algún deles quería acollerse ao acordo, os outros bótanselle por riba", comenta Veiga.

El desencuentro entre ambas partes se plasmó en una reunión "que tivemos que levantar polos insultos". En noviembre pasado, hubo amenazas a los directivos en forma de coronas de flores que colgaban de sus propiedades, "roubadas do cemiterio e con mensaxes insultantes", lo que motivó las primeras denuncias.

Ya este año, una abogada fue informando a los afectados de las reclamaciones comuneras y las posibles vías de solución. Alguien se lo tomó demasiado mal, y la emprendió contra el área recreativa del Sendeiro da Auga, rompiendo bancos y papeleras. Ahora las víctimas han sido las cepas y los árboles.

"Esperamos que a Policía e a Xustiza fagan o seu traballo e caia o peso da lei sobre quen fixo isto", declara Alonso. Por su parte, la tesorera advierte que a la vista de estos sucesos, "vamos reclamar os terreos que ocupan en Quintela pola vía xudicial".