El tiempo no acompañó a la final de la Liga Gallega de Horseball, pero no fue un obstáculo para que más de 200 incondicionales de este peculiar deporte se dieran cita el pasado sábado en el Campo do Poutón de Vilariño. La última de las siete jornadas de la Liga se saldó con la victoria del equipo "La Muralla" de Vigo, que se enfrentó al "Cicasa" de Santa Comba. En la misma jornada se enfrentaban los "Cabaleiros do Deza" de Lalín a "La Muralla 2" de Vigo. Los locales del "River Plate" jugaron a su vez contra el equipo "Vigo Horseball". El "Breogán" de Coristanco descansaba en esta última jornada disputada en Nigrán, una zona en la que se vive un especial seguimiento por este deporte y que cuenta con su propio representante en el campo, el equipo "River Plate".

La Federación Gallega de Hípica promovió la primera liga oficial de este deporte en el año 2000. Desde entonces, el número de seguidores y de jugadores aumenta año tras año, aunque las particularidades del horseball lo convierten en un deporte de minoría, al menos de momento.

La necesidad de disponer de un caballo propio o un título que certifica un número de galopes determinados (dos en la liga gallega) que se exige a los jugadores son algunos de los impedimentos que encuentra este deporte para acercarse al gran público. Aún así, "parte del seguimiento se consigue a través de la promoción", explica David Alonso Estévez, responsable del equipo ganador, "La muralla de Vigo". "Cuando jugamos en Santa Comba coincide con la feria del caballo. Hay mucha gente acompañando los partidos, y es un espectáculo que merece la pena".

Deporte híbrido

Aunque empieza a tener ya una cierta relevancia en nuestra comunidad, el horseball es un gran desconocido para la mayoría del público. En sus partidos se enfrentan dos equipos de cuatro jugadores que deben recoger del suelo, sin desmontar, una pelota envuelta en un armazón con seis asas de cuero. Cuando el balón cae a tierra, los jugadores deben recogerlo sin bajarse del caballo por medio de una cincha de recogida que une los dos estribos. Una mezcla de baloncesto, rugby y equitación en la que el objetivo es conseguir el mayor número de goles en las canastas verticales del equipo contrario, haciendo tres pases como mínimo antes de cada punto. Una técnica que bebe de varios deportes, y que puede asustar a más de uno en su primera incursión. Aunque según los jugadores, "en una región tan aficionada a los caballos, gana cada día más adeptos".