Antonio Pinacho / REDONDELA

El Cruceiro do Camiño de Folón, en Chapela, estrenó ayer nueva cara y ubicación. La Escola de Canteiros de Poio, perteneciente a la Diputación, cumplió ayer una vieja demanda de los vecinos del barrio de Angorén, que llevaban años demandando la rehabilitación de este valioso elemento arquitectónico, construido en la segunda mitad del siglo XVIII.

Se trata de un cruceiro de piedra del año 1766 de tres pasos con una imagen de Santiago de pie en el fuste y coronado por la figura de Cristo por un lado y la Virgen de los Dolores en pie con siete espadas clavadas en el corazón, según recoge el historiador Estanislao Fernández de la Cigoña en su libro "Cruces, cruceiros, esmoleiros e petos de ánimas de Redondela". En la parte alta del capitel se instalaron unos faroles con unos brazos de hierro en sentido de la cruz y de iluminación eléctrica.

Cuando fue analizado no presentaba alteraciones por la contaminación ni por la salinidad del ambiente, salvo las ejercidas por musgos y líquenes sobre todo en las figuras. Además, la base del cruceiro presentaba varias piedras movidas y sin asentar con pérdida de elementos, posiblemente por impactos de vehículos al estar situado en uno de los laterales de una calle estrecha con doble sentido de circulación. El fuste, debido al desnivel, entrañaba riesgo de caída, lo que hacía más urgente una intervención sobre el elemento artístico.

La actuación para recuperar el cruceiro también incluyo un cambio de ubicación a un lugar próximo, situado a unos cinco metros de su emplazamiento original, con el objeto de protegerlo del tráfico rodado, sin perjudicar su contemplación.

Los trabajos de rehabilitación consistieron en el desmontaje de todo el elemento y su limpieza, consolidar su base con la reposición de las piedras que faltaban en granito similar y la sustitución del sistema de iluminación que no correspondía al cruceiro.