Leo Álvarez, el padre de una de las dos menores agredidas en la zona monumental de Tui el pasado 17 de febrero, pidió ayer que este hecho tenga la consideración de "delito" y solicitó la investigación sobre una posible banda neofascista organizada que, según afirma, puede estar implicada en los hechos por los que su hija tuvo que ser atendida en el servicio de Urgencias de Tui debido a las patadas que recibió y porque, según denunció, intentaron asfixiarla con la misma sudadera que vestía. Aquella noche celebraba su cumpleaños.

Leo Álvarez, a la puerta del Palacio de Justicia de Tui, donde ayer fueron a declarar dos de los jóvenes supuestamente implicados en los hechos, recuerda también que el día en que su hija acudió con la madre y su hermano pequeño al cuartel de la Guardia Civil de Tui para interponer la denuncia por lo sucedido, un grupo de individuos les abuchearon, insultaron y amenazaron diciéndole "india de m...., tú no sabes con quién te estás metiendo", contó. Por eso dice que "quiero saber en base a qué hicieron esa amenaza xenófoba y a qué organización pertenecen".

Sostiene que el grupo supuestamente radical "tiene un territorio en Tui que supone suyo", aunque reconoce que la actuación policial desde que aconteció el suceso, controla la situación.

Anunció que "no voy a dejar de ejercer presión hasta que se haga justicia y que este caso sea considerado como delito", dadas las secuelas que padece su hija. Aporta un informe del director del instituto donde cursa sus estudios, que siempre había llevado con excelentes resultados. Desde el suceso se detecta "un bajo rendimiento escolar" y está en tratamiento psicológico. Por todo ello Leo Álvarez reclama una reparación económica y que "en consideración a un posible delito, se juzgue el caso en los tribunales de la Audiencia de Pontevedra".

A otra joven, en el mismo suceso, le arrancaron un mechón de pelo y la magullaron a golpes, como dijo en su denuncia.

Por su parte uno de los dos jóvenes que ayer declaró ante la juez contó que, en su caso, aquella noche salía de un local y en la calle, un grupo de 30 personas, llevaba palos, cadenas, navajas y perros. "Al salir me dieron un golpe en la cabeza. Nosotros estábamos en el local y no hicimos nada", aseguró.