La voz erudita del arqueólogo Xosé Lois Vilar Pedreira colmó de información el acto inaugural de la estación de arte rupestre de Outeiro dos Lameiros, de Santa Cristina de A Ramallosa (Sabarís). Fueron los comuneros los encargados de poner en valor tan importante yacimiento castreño, tarea en la que invirtieron 145.000 euros, de los que el Proder aportó 115.000.

La presentación corrió a cargo de Edelmiro López Iglesias, director general de Desenvolvemento rual; María Jesús López Escudero, delegada provincial de Cultura y Deporte, y de Xosé Alfredo Pereira Martínez, presidente de la comunidad de montes de la parroquia. En sus intervenciones destacaron la trascendencia de esta puesta al día de la riqueza arqueológica que se hallaba oculta y que tan significativa es para el acervo cultural propio, aquel que reconstruye nuestro pasado próximo.

Aparte de señalizaciones para los amantes del senderismo, la comunidad de montes confeccionó un tríptico adecuado para conocer y ponderar la calidad del yacimiento, así como el mapa de localización, con dos accesos sencillos: desde Sabarís, subiendo hacia Morade, y el otro, a 300 metros del embalse de Baiña.

Tras el descubrimiento de una placa conmemorativa se realizó un recorrido por la estación rupestre, en la que es de admirar un mural considerado único: un panel de 15x5 metros que contiene más de 70 cuadrúpedos esquemáticos. Único en el Noroeste de la Península Ibérica. Además, muestra varias figura abstractas.

2.000 años atrás

Datan las insculturas entre los años 2.000 y 3000 a.C., lo que nos sitúa con el período en que se desarrolla inicialmente la metalurgia, lo que da testimonio del comportamiento de aquellos asentamientos humanos tanto social como en el uso de materiales.

Inscribe el yacimiento en el grupo galaico de arte rupestre y fijan sus características: gran concentración de superficies grabadas en un espacio relativamente pequeño, 1,5 hectáreas; variedad de los motivos, que llevan desde pequeñas cuevas o círculos concétricos hasta representaciones de animales y ajedrezados, así como escenas de monta.

El programa se completó con un concierto de zanfona; la actuación del grupo de gaitas A Senira, de Baiona, y la intervención de los reguefeiros Benito Loberiños y Felipe Dodro, para concluir con unos pinchos y un vino gallego, en apartado que presentó Ana Rodríguez Fernández, secretaria de la comunidad de montes.

La comunidad de montes, que tiene a su cargo el mantenimiento de los petroglifos, abre ya las visitas en los meses de junio, julio, agosto y septiembre, todos los días de once de la mañana hasta las ocho de la tarde. Y hace recomendaciones para el disfrute y buen uso del monte. Así como recorridos por los senderos señalados.

Insta a no hacer fuego en el monte, no azuzar a los animales ni arrancar flores o frutos silvestres; no dejar basura. En caso de duda, el personal de la estación arqueológica.