Emilio Rodríguez, director técnico de la bodega Terras Gauda con 87 hectáreas de albariño, loureiro y caiño blanco en producción, afirma que el desarrollo de la viña es superior al del año pasado por las condiciones climatológicas que se han dado en este periodo "con el suelo húmedo por las lluvias y el calor en la primera semana de abril". Las lluvias antes del calor han conseguido que se disuelvan en el subsuelo elementos como el nitrógeno, potasio y magnesio que, absorbidos por las raíces, han propiciado una brotación vistosa de los viñedos. Afirma que el desarrollo "no es perjudicial", pues determina que insectos como el gorgojo ya no ataque a las yemas, que están crecidas. El problema principal es el tamaño de la hoja, debido a la probabilidad de ataque de mildiu, por lo que reitera la necesidad de "extremar precauciones". En su caso "los viñedos están protegidos", al ser tratados a finales de la pasada semana con productos penetrantes y de contacto, de periodo más corto de efectividad.