Un marinero gallego se vio obligado a demostrar su inocencia tras conocer por su hermano su propia detención por una agresión con arma blanca cometida a miles de kilómetros de distancia de donde se encontraba embarcado. El afectado, Angel Estévez, estaba el pasado mes de marzo embarcado en una campaña de pesca cuando recibió una llamada urgente de su hermano desde la localidad pontevedresa de Baiona comunicándole la detención.

"Me dice que estoy detenido, que me habían detenido por una presunta agresión con arma blanca", recordó en declaraciones a Europa Press Televisión y añadió que contestó sorprendido: "Si estoy aquí, ¿cómo voy a estar detenido?", ya que se hallaba en las islas Seychelles. Estévez reconoció que "al principio" se tomó la noticia un poco "a cachondeo" pero que "inmediatamente" comenzó a preocuparse por su familia y, especialmente, por su madre, una mujer "muy aprensiva" que se preocupa por todo lo relacionado con sus hijos. "Fue muy duro, porque me encontraba a miles de kilómetros de España y a tres días de la tierra más próxima y me estaba imaginando la cara de mi madre en esos momentos, que nunca me vio ni con un cigarro en la mano, al pensar que yo pudiera tener esa doble identidad", comentó.

Origen

El origen de la odisea de este marinero de 45 años de edad comenzó hace tres años, mientras practicaba submarinismo en la zona del cabo Silleiro. Estévez dejó el coche aparcado junto a las rocas y, mientras permanecía sumergido, alguien entró en su vehículo y se llevó su cartera. Al percatarse de que le faltaba toda su documentación y sus tarjetas de crédito, interpuso la denuncia correspondiente y anuló sus tarjetas. Pero el ladrón ya había hecho uso de ellas y se había gastado más de 3.000 euros en Portugal. El hombre renovó su documentación y continuó con su vida de marinero de alta mar, actividad que le mantiene gran parte del año muy lejos de su casa.

Tiempo después, la persona que se había llevado su documentación fue detenida por la Guardia Civil de O Porriño (Pontevedra) por una agresión con arma blanca. "Al ser detenido presentó un carné de conducir con su foto pegada y con mis datos y, claro, como no tenía antecedentes le pusieron una multa y lo soltaron", explicó. Pero hubo una segunda detención de esa misma persona "por posesión de droga". Como consecuencia de la primera detención, Angel Estévez recibió en la casa de sus padres, a donde le llega su correspondencia cuando está embarcado, una multa de 400 euros por haber amenazada con un cuchillo al gerente de un motel de Vigo, acto por el que, al parecer, había sido detenido el 17 de marzo, cuando en realidad llevaba varios días en alta mar.

Demostración de inocencia

El afectado regresó a su casa el 20 de julio pasado y nada más llegar tuvo que "contratar un abogado y moverse por los juzgados" y demostrar dónde estaba los días en que se suponía que había cometido los hechos, ya que los poderes que le había mandado a su hermano desde el barco de poco le habían servido. "Le dijeron que eso no valía, que yo era el detenido", señaló. La situación se resolvió gracias a una nueva detención del mismo sujeto. Esta vez fue la Policía Nacional en Vigo, al darle el alto en un semáforo y darse a la fuga. "Al detenerlo, el hombre volvió a presentar mi carné de conducir con su foto, y uno de los agentes se dio cuenta de que la foto no llevaba grapas ni el sello correspondiente", algo que había pasado desapercibido a los mandos de la Guardia Civil de O Porriño.

El marinero se quejó del trato recibido por los mandos de O Porriño, porque "ni siquiera se molestaron en pedir unas disculpas o simplemente decir que se habían equivocado". "A día de hoy es como si fuera culpable porque nunca tuvieron unas disculpas ni admitieron su error; cuando estuve allí ni se dirigían a mí", manifestó. Según comentó, al preguntarle al agente que supuestamente lo había detenido si no lo reconocía, él le contestó "que no reconocía a ningún detenido porque tenía muchas detenciones en el año".

A pesar de ello, Angel Estévez no deja de elogiar el trabajo de la Guardia Civil "que siempre intenta cumplir con su trabajo lo mejor posible", pero que echa de menos "unas disculpas o una llamada" En cuanto al auténtico ladrón, un ourensano con antecedentes penales, fue detenido y reconoció que la documentación no era suya, según manifestó Estévez.