Ya no es necesario acudir a los suburbios de las grandes ciudades para encontrar personas con temor a salir de casa. Cientos de vecinos de la carretera por la vía de Nigrán se lanzan cada día a la calle con miedo. No es la inseguridad ciudadana la que les preocupa, sino la vial. Por ello, han presentado un escrito en el ayuntamiento, acompañado de treinta firmas, para exigir la mejora de las condiciones del tramo entre la rotonda de Rans y la Avenida Torrente Ballester.

El documento reclama la construcción de aceras al gobierno local. Pese a llevar décadas instalados en la zona, los residentes sólo disponen de un arcén de tierra, que sirve de estacionamiento a numerosos vehículos. Así, se ven obligados a sortear los automóviles y caminar por la calzada cada vez que salen de sus viviendas. "Los domingos y festivos es horrible, sobre todo durante el verano. Hay coches aparcados en ambos lados de la carretera y no podemos resguardarnos de los que circulan", explica María López Ballesteros, una de las vecinas de la zona.

En similares términos se expresa Estrella Viñas, otra residente, que fue atropellada hace tres años. "Por aquí transita mucha gente. Hay un supermercado y somos unas cien familias las que vivimos en este lugar. Los peligros son enormes, sobre todo para los niños", señala.

Velocidad

La velocidad a la que circulan los vehículos les aterra. "Estamos en una zona urbana en la que está prohibido viajar a más de cincuenta kilómetros por hora. Por aquí pasan a ochenta o a cien", explica María Elena Vázquez, otra vecina. En este sentido, los residentes exigen al ayuntamiento medidas más duras contra los conductores que sobrepasen los límites de velocidad. "Cuando ocurra una desgracia, vendrán las lamentaciones y harán algo", advierte Estrella Viñas a los gobernantes municipales.

Entre las soluciones que contribuirían a disminuir los riesgos, los afectados proponen la apertura de una calle peatonal junto al edificio de Arealoura. "Sabemos que hay una servidumbre, así que es posible habilitar un camino. Eso evitaría elgran recorrido hasta la rotonda a mucha gente", señalan.

Por el momento, los vecinos toman sus propias precauciones contra los accidentes. "Yo vivo a cincuenta metros de la playa, pero voy en coche porque me da miedo ir caminando con los niños", apunta Laura Villanueva, otra residente.