Hace más de un año y medio que el colectivo Voluntariado Verde de Porriño trabaja en la limpieza y vigilancia de algunos tramos del río Fonteliño.

Una vez al mes un grupo de quince personas se acerca hasta las orillas del Fonteliño para investigar la fauna y flora del río, su entorno y la pureza de sus aguas.

Entre las indagaciones que hacen comprueban si hay truchas o no, la velocidad del agua, su ph y las condiciones del hábitat. Todo esto lo reflejan en unas fichas que luego envían a la asociación ecologista Adega. Ahora su trabajo se enmarca en el proyecto Ríos y disponen del material que Adega les entrega.

Involucrarse en este proyecto supone implicarse aún más y ahora deberán también registrar el patrimonio etnográfico del entorno: molinos, pesqueiras y todo tipo de construcciones que se encuentre en la orilla. Además también los formarán para que conozcan la legislación existente en temas de medio ambiente.

Para el Voluntariado Verde de Porriño es indispensable que se trabaje desde la educación y, sobre todo, en la infancia, "los niños hacen lo que ven. Si sus mayores los conciencian y dan ejemplo, a los niños no les costará cuidar del entorno porque será algo normal", explica Maxi Martínez. También piden a los vecinos que no conviertan las márgenes de los ríos en vertederos de basura.

Ayer inspeccionaron uno de los tramos del río que acaban de adoptar. De este modo desde Pontenova hasta O Buraco, en Cans, unos dos kilómetros de río, será su distrito y se encargarán de limpiarlo y conocer a fondo su estado. Maxi Martínez afirma que la salud del Fonteliño está flaqueando y el diagnóstico es medio, ni malo ni bueno, "con las obras de la autovía ha bajado el cauce porque el jabre baja al río. Habría que limpiar el fondo. Nuestras salidas son educativas porque se aprende mucho de la fauna, la flora, el río y la vida que existe alrededor".