El director de cine gallego que enterró vivo a Ryan Reynolds para su película “Buried” y que convirtió en millonario frustrado a Leonardo Sbaraglia en “Concursante” para años después hacernos reflexionar sobre la verdad y la ilusión con Robert de Niro y Sigourney Weaver en “Red lights”, deliberó ayer en Club FARO sobre la libertad como creador. Al respecto, señaló que esta “es posible en todas las disciplinas pero es más cara en unas que en otras. En el cine puedes conseguir libertad pero tienes que pelear mucho más para lograrla porque son millones de euros o dólares invertidos en algo, con mucha más gente con ganas de opinar, jugándose su dinero”.

Por todo ello, reconoció –presentado por el periodista Antonio Díaz– que “la presión es brutal, lo que no significa que no puedas hacer algo sino que tienes que responsabilizarte y vas a perder más años de vida”.

Respecto a si se siente más libre a la hora de dedicarse a la literatura, indicó que en ella “la libertad es es en teoría porque tú puedes trabajar con la libertad creadora que quieras pero, a lo mejor, eso acaba en un cajón o enrolladito en una parte de tu cuerpo. No basta con decidir voy a hacer lo que quiera”.

Y como ejemplo puso su segunda y última novela, “Los años extraordinarios” (Random House), de la que habló ayer en Club FARO. Confesó que tuvo que escribirla “con orejeras, metiéndome casi en una campana sin que nadie supiera que estaba escribiendo porque quería que surgiera de allí, por insensato que fuera, algo genuino. No ha resultado tan sencillo publicarla como puedas imaginar después del éxito actual”.

Con esta última frase, se refirió a que el libro tuvo su primera edición en junio de este año y ese mismo mes fue objeto de una segunda reimpresión. El realizador, que también es articulista, cuenta con un nutrido grupo de seguidores que ayer llenaron el Club para escucharle hablar sobre esta obra.

Pero, además, también pudieron conocer algunos detalles de su nuevo filme. Rodrigo Cortés explicó que se titula “El amor en su lugar” y que se estrenará el 3 de diciembre. “Es la historia –detalló– de un grupo de actores en el gueto de Varsovia en el año 1942 durante la invasión alemana. Interpretan una comedia musical que existió de verdad en dicho año, en el propio gueto, donde se reían de las condiciones de vida del propio lugar”.

El cineasta explicó que “se reían del frío, del hambre, de la corrupción del Judenrat, del tifus, de la policía judía... Interpretan esta obra mientras tienen que tomar una decisión a vida o muerte antes del toque de queda. Así que la película sucede en tiempo real, en 96 minutos, sin interrupciones ni elipsis, por lo que estamos constantemente entrando y saliendo de la obra”.

“Eso –prosiguió– hace que los propios actores tengan que cambiar su registro constantemente. Una cosa es cantar y bailar ante el público que encuentra esa experiencia como una llama tintineante en la negrura. En cuanto cae el telón, los personajes hablan entre ellos y el registro interpretativo cambia de forma radical”.

Para Cortés, trabajar en esta película fue “un trabajo muy bonito”, aunque laborioso, ya que mantuvieron las canciones y letras reales de la pieza teatral (que existió realmente) pero tuvieron que rehacer las melodías siguiendo “la tradición del teatro musical de los 40”.

Sobre su libro “Los años extraordinarios”, Cortés indicó que fue escrito “sin un plan, sin brújula” pero que tampoco obedeció a la “escritura automática”. No obstante, de las imágenes que le surgían, intentaba tirar del hilo para ir conformando una historia donde todo es ficción aunque transcurra en España y en el siglo XX.

“Sabía que no iba a respetar las reglas”, añadió, para después hablar de su protagonista, Jaime Fanjul Andueza, un hombre que nos va presentando su surrealista vida a través del mundo, siempre marcado por el humor. Al respecto, Cortés indicó que “el humor no es siempre divertido, es una mirada sobre las cosas, es perspectiva”.

Un maestro del celuloide que filosofa con la pluma en sus novelas y la voz de sus podcasts

El cineasta gallego (de nacimiento porque así lo quiso su madre que retornó a Galicia para dar a luz) Rodrigo Cortés no solo ha ceñido su saber al celuloide sino que también lo ha cultivado o cultiva con la literatura. Su última novela es “Los años extraordinarios” (Random House), presentada ayer en el Club FARO, llega después “Sí importa el modo en que un hombre se hunde”, su primera novela. Además de estas dos publicaciones, también ha escrito otros libros, de breverías, como “A las 3 son las 2” –una colección de antiaforismos– y “Dormir es de patos”. Además, Cortés colabora con el ABC con sus Verbolario, una sección dedicada a su peculiar diccionario satírico. En las nuevas tecnologías, también triunfa con los podcasts “Aquí hay dragones” y “Todopoderosos”. En cuanto a su filmografía, hay que señalar que en el año 2007 firmó el largometraje “Concursante”, premio de la crítica en el Festival de Málaga de dicho ejercicio. Tres años después, llegaría “Buried” donde metió a Ryan Reynolds (a su personaje) en un ataúd en el medio del desierto. Le seguirían el thriller “Red lights” con Sigourney Weaver y Robert de Niro, entre otros, en el elenco.